(Inicio de la Temporada de Mozarteum. Obras de Glinka, Rachmaninov y Tchaikowsky. Orchestra Siberian State Symphony. Solista: Xiayin Wang. Dirección: Vladimir Lande)
En nuestro siglo -afortunadamente- hay más orquestas y también ha aumentado el número de las de primer orden. Pero incluso entre las indiscutiblemente mejores hay repertorios que les son más propios. El ‘sonido’ de uno de esos conjuntos tiene que ver con su ‘raíz’, con su ‘humus’. Y para la música rusa no hay como las orquestas rusas.
La Orquesta del Estado de Siberia es una ‘adolescente’ si la comparamos con otras de ese mundo. Fue creada en 1977 pero gozó desde sus inicios de excelentes directores propios hasta que, caída la cortina de hierro, pudo ‘abrirse’ al resto del mundo y muy rápidamente ganar prestigio. Desde el 2015 es su director Principal Vladimir Lande, que es también un ejemplo de formación rusa universalizado. Director de la Orquesta de San Petesburgo desde el 2008, dirige numerosos conjuntos de Estados Unidos. Ese encuentro ‘ruso-americano’ lo encontramos en Rachmaninov, Prokofiev, Stravinsky o Rostropovich, por citar a algunos. El mismo Tchaikowsky llegó a decir que sus obras eran más apreciadas y ejecutadas en EEUU que en su país. Es que la música es un verdadero lenguaje universal que trasciende las ideologías o los mismos nacionalismos. El maestro Lande estudió piano, pero ‘su’ instrumento fue el oboe; ‘unió’ el teclado percutido con los vientos, su nativa música rusa con la americana. Sin embargo S. Rachmaninov decía: ‘Un compositor debe expresar el país donde nació’. Y la solista de piano también viene del lejano Oriente. Nacida y formada en Shangai (China), también emigró a EEUU para doctorarse en Nueva York.
Mikhail Glinka (1804-1857): al tener una infancia acomodada tuvo educación muy ‘europea’ y pudo viajar y conocer a Bellini, Donizetti, Francia, Alemania y amó la música española, pero es considerado el ‘padre de la música rusa’. Su segunda ópera ‘Ruslán y Ludmila’ se basa en un temprano poema ‘de hadas’ del ‘padre de la literatura rusa’ Puschkin. La Obertura nos introduce repentinamente con los timbales a un especie de baile cosaco. ‘Hijos’ de Glinka fueron otros ‘Cinco’ (Balakirev, Cui, Borodin, Moussorsky y Rimsky-Korsakov).
Tchaikowsky, en cambio -más ‘europeizante’ y ‘académico’ por influencia de Antón Rubinstein-, no formó parte del grupo. 5¦ Sinfonía. (1) Andante: Inicio oscuro-suave- ‘marcha fúnebre’ (si en la 4¦ Sinfonía se significaba un triunfo sobre el destino, aquí aparece y reaparece el tema del destino como en la ‘otra’ 5¦, la de Beethoven) Allegro con anima: sopla energía como paso a paso (2) Andante cantabile: Cuerdas bajas, preparan el tema más conocido para el corno al que sigue el clarinete y al final responde el oboe, luego el Moderato con Anima permite al clarinete introducir un frase más divertida acompañada por el fagote. Repentina interrupción de los bronces Andante Mosso que es otra vez el destino Allegro non troppo, Tempo I y el clarinete da un suave sonido final (3) Valse: no sería Tchaikowsky sin un valsecito, con cascada de violines y compases que preanuncia al ‘Cascanueces’ que escribirá el año siguiente y termina con seis fuertes compases (4) Finale: En un Andante Maestoso vuelve el destino, crece a un Allegro Vivace, el destino más enérgico. El redoble de timbal cambia el ritmo a Molto Vivace, un destino ‘triunfal’. Pero después de clarinete con oboe ‘encima’, hay un peligro de audición: abruptos acordes y repentino silencio que puede hacer creer a oyentes desprevenidos que hay que aplaudir, falta el Presto final.
También de familia acomodada, pero cuyo padre malgastó su fortuna, Sergei Rachmaninov (1873-1943) mostró una enorme capacidad para el piano. Así como Glinka es más recordado por sus óperas y Tchaikowsky es más ‘completo’, Rachmaninov, con varias obras sinfónicas, es más recordado por su piano. Su 2¦ Concierto consta de tres movimientos: (1) Moderato: Acordes del piano y entran las cuerdas en un tema ‘eslavo..el piano ‘acompaña’àse va animando y al revés, lo acompañan las cuerdas. Llamado de los bronces -tuba incluida- permite repetir el tema inicial, piano ‘marcado’, toque del corno (que aunque no sea igual trae a la memoria el de la 5¦ de Tchaikowsky). El piano apura el final (2) Adagio sostenuto: Suave inicio da lugar al piano que permite escuchar a la flauta y al clarinete que inicia la melodía a la que responden ahora las flautas siempre con el suave acompañamiento del piano. Pero el Adagio se apresura hasta que termina el piano y otro ‘golpe orquestal’ (3) Allegro scherzando: La orquesta introduce y el piano nos lleva a un tema agitado (¿sugiere la ‘celesta’ del cascanueces de su querido Tchaikowsky?) pero oboe y viola nos presentan un tema más delicado. El segundo tema nos retrotrae al primer movimiento. Crece la tensión, vuelve el segundo tema y a orquestación se intensifica para llegar al final.
Como respuesta a lo cálidos aplausos, Xiayin Wang nos anunció ‘Chinese Music: Celebrating new life’ (Música China celebrando vida nueva). Eso creí entender. Y al final del concierto el Maestro Lande tampoco se quedó atrás y nos regaló dos piezas de D. Shostakovich (1906-1975), de su Ballet ‘Bolt’ escrito en 1931 (y luego prohibido), ‘la danza de Kozelkov con sus amigos (un ‘tango’ muy particular) y luego algo de su Opereta Cheryomushki de 1958. No solo E.E.U.U. inspiró a los ya citados rusos, el jazz llegó a Rusia hacia 1922 cuando Shostakovich comenzaba a componer. Estos temas suenan a ‘circenses’ y muestran a otro Shostakovich muy distinto al ‘serio’ de sus sinfonías. Qué director sensible, el temblar de sus manos su mirada a lo alto como disparando a la melodía hacia los cielos y su increíble simpatía complementan su eficiencia y sorprendente capacidad musical. ¡Spasiva!
