Dorian Gray aterriza mañana en San Juan con toda su belleza (ver aparte), de la mano de la Fundación Protea. Juan Rodó es el encargado de dar vida a ese joven obsesionado por petrificar la hermosura de su rostro a cualquier precio, delineado en tinta por la pluma de Oscar Wilde en 1891 y puesto en escena en Argentina por Pepe Cibrian Campoy y Angel Malher.
Voz y carisma le sobran al tenor, que en los "90 brilló con la capa del conde de Transilvania, máxima creación de Cibrian y Malher, a los que siguieron otros, como Otelo (2009), Merlín en Excalibur (2012) y Jack el destripador (su ópera prima como compositor musical, en 2006).
Ahora, recrea a una nueva versión de Dorian. Si bien, la esencia es la misma de la que arribó a la provincia en 2005, Cibrian modificó la puesta, "algunas escenas se eliminaron para darle dinamismo, no contaban demasiado y era mejor sacarlas. Hay más vértigo’, describió el protagonista a DIARIO DE CUYO, antes de hacer pie en la ciudad con la adaptación de la novela que habla del culto a la belleza y el individualismo.
– Cibrian quería más sobriedad y sacarle grandilocuencia. Es más auténtico que en la primera versión. Muchas personas me dijeron que, además del cantante, también se nota el actor. La actuación está a un nivel que iguala o supera la música.
– Siempre trato de tener veracidad en lo actoral como para compensar la antinaturalidad del cantante, que tiene que contar la historia cantando.
– Dorian es un monstruo sutil. Mientras todo transcurre, él se mantiene inalterable, su locura es distinta; es el personaje más diferente a todos que hice.
– Pepito y Angel son los únicos que hacen una obra y lo hacen pensando en una gira. Por eso, lo hacen todo transportable. Ellos, también son los únicos que giran con una comedia musical, todo se hace bajo ese concepto.
– Si hay cinco. Son los hermanos Guillermo y Pablo Flores, Ana Lucía Recabarren Yanzi, María Gabriela Moyano y Maira Peinado (NdR: de la compañía sanjuanina Clann).
– Está bueno lo que hacen para poder estudiar y tienen unas condiciones y talentos ¡bárbaros!. El año pasado pusimos Drácula con todos, como muestra final.
– ¡Si! la verdad.
– La verdad que nunca. Es un estigma, una marca que llevó con orgullo y mientras pueda lo voy a seguir haciendo. Si llega el momento que no puedo hacerlo, lo soltaré agradecido…