"A ver… la última vez que fui creo que fue para una Teatrina, hace un par de años", recuerda bien Gastón Mori su actuación en 2012, junto a Cirulaxia, el reconocido elenco cordobés que integra y con el que regresó para abrir, anoche, el Festival Internacional Teatro Arriba. Agrupación que fue una bisagra profesional y personal en la vida del actor sanjuanino, que sin olvidar sus orígenes, disfruta de su presente con el aplomo que le dieron los años y las vivencias.

– A esta altura, en Cirulaxia ya jugás de local…

– Y sí, sacá la cuenta que los conocí en San Luis en el "95… Habíamos ido con un grupo que teníamos con Oscar Kummel a hacer unas funciones. Me hice amigo y al año siguiente ya me fui invitado a trabajar con ellos.

– ¿Qué encontraste allá que no había acá?

– Fundamentalmente afecto. Después de 25 años que tiene el grupo, es realmente una familia. Y en lo laboral, el profesionalismo que necesitaba. Ahora han cambiado muchísimo las cosas desde que me fui. Nosotros tuvimos una época de mucho trabajo con Kummel, con mucha gente que todavía está ligada al teatro, pero de otra manera…

– Profesionalismo, decías…

– Sí, era más joven, tenía ganas de estudiar otras cosas, formarme de otra manera. Creo que lo que me hizo eyectar fue un punto de quiebre acá… Si hubiéramos logrado algo más a nivel grupal… Tal vez lo teníamos, pero se fue disolviendo, porque éramos hijos del Kummel y Kummel en ese momento tenía ganas de hacer una cosa y nosotros no… Ahora lo entiendo un poco más a Oscar, tal vez estaba medio cansado de que la gente pasara y pasara… él se cuidaba de algunas cosas, creo que él también necesitaba hacer su historia…

– Tenían intereses distintos

– Y Oscar nos seguía ofreciendo lo que él sabía hacer, que era maravilloso, pero en ese momento uno es más joven y a veces peca de soberbio, entonces dice ‘ah bueno, pero esto me cansó’, y ese fue el punto de quiebre que tuvimos varios.

– Y apareció Cirulaxia…

– Sí. El desarraigo es fortísimo, pero lo vas completando con esto del afecto y lo profesional. Yo encontré muchas cosas en Cirulaxia, que se convirtieron en mi estilo de vida. Y después te vas inventando el sueño, ¿no? Vas viendo qué zanahoria querés seguir, te vas reinventando todos los días, porque eso es el teatro…

– ¿Y qué sentís cuando volvés?

– A mí me encanta volver y encontrarme con la gente del teatro con la que sigue una conexión, como Ariel (Sampaolesi), Gustavo Lorenzo, José (Annecchini)… sentís que no pasó el tiempo, aunque sí pasa ¡y es tirano! (risas). Cada vez que vuelvo es una sensación rara, esta cosa entre melancolía, angustia y camino recorrido… pasar por lugares donde soñaste hacer muchas cosas que después las hiciste en otro lado… y ese deseo de recuperar esa pulsión que tenía a los 20, donde sentías que todo era posible… donde decíamos "hagamos una obra nueva" y era "vamos a jugar"…

– ¿Esa pulsión se adormece con los años?

– Y, tenés que reinventarte, como digo; sino, esto que es muy apasionante se transforma en algo tan rutinario como trabajar en un call-center, porque tiene su rutina…

– ¿Qué elogiás y qué discutís hoy del teatro local?

– Discutir nada, porque no estoy. Pero sí creo que desde que está Ariel en el Instituto, ha crecido mucho. Sin conocer las cuitas, porque en todos lados las hay, lo que se ve de afuera es muy bueno.

– Cuando vos llegas de ese afuera, destacan "Viene Gastón…"

– (Risas) La vuelta del hijo pródigo, me da mucha risa, porque no me siento así. Mirá, lo que tenemos en Cirulaxia es realmente un camino de grupo. Somos, los seis, Cirulaxia. Y esa era una de las búsquedas más interesantes que yo tenía…

– ¿Y la sugerencia que dejás?

– Sí, trabajar en grupo, sin individualidades. El individualismo te lleva a lugares muy fieros… Claro, lo más difícil es estar en equipo, convivir, aceptar que otra idea puede ser mejor que la tuya, y que la idea que funciona luego no es de nadie y es de todos… El equipo te cachetea el ego, pero saca lo mejor de cada uno. Nosotros trabajamos diariamente en eso. Por eso me da risa esto de "Ay, ahí viene Gastón", porque yo vengo a laburar. Yo laburo de actor porque no podría ser otra cosa, pero no soy más que esto. Vivimos en un sistema que te dice que lucirte vos es mejor, y así son los golpes que nos damos, así son las angustias, así son las soledades.