Efraín Lara llegó el 2 de agosto y el 30 de septiembre regresará a su tierra. Y en estos dos meses tuvo una misión específica: enseñar a los pequeños músicos y capacitar a los maestros monitores de los cinco núcleos de la Orquesta Escuela San Juan, inspirada en las Orquestas Infantiles y Juveniles creadas por el Maestro Abreu (que anoche fue reconocido por la UNSJ con el Honoris Causa), de quien fue su discípulo. Como broche de oro de esta actividad, hoy dirigirá el gran concierto en el Auditorio, del que participarán los niños de Rawson, Sarmiento, Capital (Escuela de Música y Sociedad Israelita) y Rivadavia, quienes ejecutarán un variado repertorio; y donde también tocarán los maestros. De su experiencia y de su paso por San Juan, el maestro venezolano dialogó con DIARIO DE CUYO.
– Bueno, acá está recién comenzando. En Venezuela todos los estados tienen su orquesta y hay más de 600 mil niños y jóvenes inscriptos, incluso en lista de espera, y trabajamos cuatro horas diarias; pero el de aquí es un buen comienzo.
– Sí, en Venezuela se cambió ese modelo de que había que estudiar años antes de poder tocar. Aquí desde que el niño se inicia ya se le da el instrumento y tiene no sólo la posibilidad de tocarlo, sino también la responsabilidad de cuidarlo
– Desde los cuatro o cinco ya pueden empezar, incluso muchos aprenden a leer música antes que el alfabeto (risas). Hay mucha matemática, esta figura vale tanto, la otra tanto, pero aunque no hayan visto mucha matemática, lo interpretan igual. En el mismo momento van aprendiendo teoría y práctica; y aunque no estén perfectos, bueno, ya hay una primera audición. Eso es lo revolucionario del sistema, que el niño empieza tocando…
– Así es…
– Bueno, fue una idea de Jorge (Rodrigo, cabeza de la Fundación Orquesta Escuela San Juan) adelantar un poco ese trabajo y luego comenzar con los otros, que no son más fáciles, pero sí tal vez un poco más agradable el comienzo.
– Sí, porque hay que trabajar el arco, la colocación, aspectos rítmicos, luego ubicar dedo a dedo, es muy específico.
– Como un filtro, poco a poco van quedando los que sí. Pero de los que están actualmente diría que todos tienen condiciones.
– Diría que ambos. Hay gente que tiene ese oído absoluto que le llamamos; y otros que no, a los que les ha costado más, pero que con los años han logrado desarrollar capacidades.
– Sí, hay de todo un poco, pero muchos niños vienen de familias muy humildes, aquí y allá.
– Bueno, apenas comencé ya empecé a enseñar, porque ese es otro punto del sistema, aprendes algo y ya lo transmites. Entonces, al principio, no me gustaba mucho trabajar con niños tan pequeños, hay que repetir muchas veces, tener paciencia, pero luego ya le tomé la mano, y sí, me gusta mucho.
– Sí claro, y fíjese que aunque a veces no se dedican a la música y logran ser excelentes profesionales en otras áreas, contadores, médicos o abogados, igual quedan vinculados al sistema y llevan para siempre esa riqueza de la música.

