Oriunda de Paraná, Susana Ratcliff es bandoneonista, algo no muy común incluso hoy, cuando más mujeres se vuelcan a este instrumento, asociado a los hombres. Pero además de eso, no se dedica al tango, sino que despliega un repertorio de canciones latinoamericanas, propias y ajenas. Y como si fuera poco, toca y canta. Tres patas de una propuesta artística que, al menos en la provincia, resultó tan novedosa como atrapante. Con una voz que transmite tanta calidez como certezas, la artista que anoche deleitó al público local en Primera Estrella, dialogó con DIARIO DE CUYO.

– ¿Cómo te enamoraste del bandoneón?
– Bueno, yo me crié en un ambiente musical, en mi familia y en todo Paraná, que ha dado a grandes músicos. En un momento decidí que quería expresarme con la música… había tocado guitarra, piano y siempre canté, pero cuando me decidí de lleno por la carrera musical empecé a la par con el estudio del instrumento, tal vez por una necesidad sonora de expresión, y el bandoneón es realmente extraordinario. Empecé haciendo mucho tango y luego mucho folclore. Después fue hacer una síntesis de todo eso y expresar mis propios temas y poner al bandoneón al servicio de la música, teniendo la libertad de que el instrumento pueda estar a disposición de la letra o de la música que voy eligiendo…
– ¿Te topaste con prejuicios?
– Fue toda una lucha como mujer pararme y decir "esto es lo que yo expreso y además puedo cantar’… porque sí, desde el sector del tango hay mucho prejuicio, pero también tuve que vencer mis propios prejuicios…
– Fuiste cuestionada…
– Era como un bicho raro, era como "Bueno, pero no cantes porque ya con que toques el bandoneón está bien, seguí en eso y tratá de hacerlo bien’… O el "Sí, para ser mujer tocás bien ¿eh?’ Pero bueno, en el camino lo que pude hacer fue liberarme, para no sentir que debía tocar como un Troilo o un Saluzzi, sino poder buscar mi propia expresión, sobre todo un repertorio que no es muy conocido y poder abarcar con el bandoneón desde una huella hasta un vals peruano, o una chamarrita, con toda conciencia.

– Y te encontraste…

– Voy haciendo un camino, es un constante trabajo de darse cuenta qué espacios están abiertos para una, seguir ocupando espacios con dignidad y abrirle el camino a otras mujeres que están en situación peor que la nuestra…
– ¿Y los demás se encontraron en tu elección?

– Lo más importante es la emoción, creo que eso es lo que transforma al ser humano, y creo que me voy encontrando con la mirada del otro que necesita esa música. Creo que sí, que el público me sostiene en ese camino y vamos creciendo juntos.
– ¿Te identificás en algún punto con las primeras bandoneonistas, Paquita Bernardo, Nélida Federico…?

– Sí, creo que en esto de lo transgresor… Creo que las mujeres tenemos en la transgresión una herramienta para seguir avanzando.