Tiene 17 años. Su nombre es Gabriela Barría y es la joven que representa a las sanjuaninas en la jineteada que, este año, dejó de ser exclusivamente para hombres. En su edición número 50, la comisión organizadora del Festival Nacional de Doma y Folclore de Jesús María incluyó un minicampeonato femenino; es la primera vez, pero la idea es que vaya creciendo.
"Es un orgullo representar a la mujer en Jesús María. Es un sueño, ¡El sueño del jinete!", expresó la chica, sobre este nuevo desafío que incorporó el encuentro -ya hubo un intento en 2010, pero se frustró luego del accidente mortal del jinete misionero Alfredo Spíndola-, sin el cual no habría podido llegar nunca a demostrar sus habilidades en el anfiteatro jesusmariense José Hernández.
Su hogar está en Iglesia junto a su madre, su padre y tres hermanos, que cuando crecieron tomaron diferentes caminos: uno partió a Mendoza, otro a Río Negro y otro que prefirió quedarse en sus pueblo natal y, como ella, aprendió a tener pasión por las destrezas gauchas.
Y fue viendo a su papá Desiderio y a su hermano Segundo montar a caballo y hacer de las suyas, que comenzó a fluir por su sangre ese deseo por sentir en las entrañas lo mismo que ellos, cuando los observaba caerse al campo y, pese a las heridas, volver a la batalla para domar por fin a la bestia.
Gabriela se pasaba horas y horas viendo a su papá batallar con su corcel en crina y a su hermano en basto, con sus ojitos avellanas se perdía imaginándose imitando sus movimientos, luchando a muerte por mantener el equilibrio arriba del animal aferrandose a sus riendas, sintiendo cómo el equino quería deshacerse de ella, entre salto y salto.
Ella soñaba con llegar a ser una amazona profesional. Y cuando tenía 15 años tomó una decisión y nadie pudo hacerla desistir: prepararse para ser la mejor jinete de grupa. El sacrificio valió y así pudo clasificar para llegar donde llegó y donde deberá poner "cuerpo y alma" hasta el lunes 19.
– ¡Estoy emocionada! Estar acá, ser parte de los competidores, estar en el predio, es increíble. Y todavía más satisfecha me siento al saber que represento a las sanjuaninas. ¡Es que no se puede explicar con palabras todo lo que me pasa por dentro, se me cruzan todas las emociones!
– No, para nada. Es adrenalina lo que se siente al estar encima de un caballo macho.
– Si (risas). He probado el suelo varias veces… (risas). Pero una vez que te caés, más ganas tenés de volverte a subir y domar al caballo.
– Son muy amables todas, somos 6 en total. Todas estamos en la misma.
– ¡Si! Estoy con todas las ganas de ganar. ¡Ojalá que Dios nos ayude!
– Estoy convencida de que me voy a dedicar por completo a esto, no me interesa estudiar otra cosa. Sólo espero que Dios me dé vida para tener una trayectoria sana y larga.
Reviví la participación de Florencia Carmona