No necesita más presentación, ni laureles, ni alfombra roja. Oscar Esperanza, más conocido como el Chaqueño Palavecino se ganó el cariño de los sanjuaninos, así como en muchos rincones del país. Artista habitué en los festivales departamentales y provinciales, el hijo del Chaco Salteño volverá esta vez a compartir con la comunidad de 9 de Julio, la celebración del Día de la Independencia. DIARIO DE CUYO logró charlar con el cantautor y expresó su gratitud para el canto cuyano, su lucha por la reivindicación del folclore argentino, su amistad con Horacio Guarany y además, se mostró preocupado por la eventual separación del grupo Inti Huama, que siempre lo acompaña en cada presentación por los escenarios de la provincia.
-¿Qué sorpresa dará para la fecha patria?
Cuando llegue a 9 de Julio estaré con mucha gente amiga y les regalaré los infaltables de mi repertorio y algunas nuevas canciones del disco ‘De pura cepa’. También cantaré con Inti Huama las tonadas de siempre. Haremos algo lindo. Me enteré que se están por separar, estaré ahí para mantenerlos unidos, espero que no se vayan, pero bueno, son cosas de hombres, lo sabrán superar. Son grandes amigos míos, pero en la vida del artista estas cosas pasan, igual que a un matrimonio.
– ¿Cuesta sostener que la música folclórica siga vigente?
– Nos falta tener más presencia en los medios, que tengamos mayor difusión. Algunos tienen más preferencia por la música de afuera, que vende más que lo nuestro. Eso hace que nos cueste mucho remar para adelante para los folkloristas y quedamos en tercer lugar. Pero, donde voy tengo mucha aceptación de la gente, paseo por muchos festivales en este gran país. Hay mucho calor popular todavía.
-¿Cuesta encontrar a su vez a nuevos poetas?
– Capaz que están todavía, pero los intérpretes debemos trabajar para descubrirlos. En mis 30 años de carrera, siempre me gustó trabajar con obras de Jorge Milikota, Cuchi Leguizamón, Jaime Dávalos, Horacio Guarany, Abel Mónico Saravia y muchos otros.
-Y con la música cuyana, ¿cómo se acerca a ella?
En especial, tengo el privilegio de cantar tonadas en cuyo, de entenderla, de sentirla. Los cuyanos son conservadores de su música. Cada vez que voy a San Juan, lo hago con mucho respeto y la gente grita, salta, canta conmigo, se vuelve loca. Los espectadores se sacan el sombrero cuando les canto Vallecito de Huaco. Ojalá fuéramos todos los argentinos así, de conservar nuestras riquezas culturales. A la tonada, como a la cueca, hay que tenerle respeto, cariño y difusión. Hay que ponerse orgulloso de su música, de su letra. Cuando te dedican una canción al llegar a un lugar y te reciben con una calurosa tonada de bienvenida, es impagable. Lo mismo sucede en Corrientes que defiende a capa y espada a su chamamé. La Rioja tiene sus chayas. Santiago sus chacareras. Tucumán sus zambas y Jujuy sus carnavalitos. Cada región tiene su estilo y la manera de contar lo que ocurre allí. Por eso le pediría un consejo a los jóvenes, que no sólo escuchen lo que viene de afuera, no pierdan de vista lo que lo que tenemos nosotros. Al fin y al cabo, no faltará un caballo, poncho, una guitarra y un sombrero, una zamba, para mantener nuestras tradiciones. En las grandes capitales no le dan mucha bola a nuestro folclore, ni que hablar de la televisión. Ojalá me gustaría volver a esa época de los 60 y 70, donde se escuchaba música nacional por todos lados.
-¿Cumplió el sueño de grabar con Horacio Guarany?
– Hay un tema en el nuevo disco que estoy preparando. Se llama ‘El grillo de Formosa’ y es un homenaje a él. Tengo un proyecto para hacer juntos. Pronto estará, él todavía no le afloja y a su edad sigue cantando. Es un ejemplo, un luchador incansable de nuestra música, lleno de gloria, de energía. Me brindó su amistad en absoluto y valoró todo lo que hice y eso me llenó de alegría. Siempre nos visitamos y compartimos varios tintos por ahí, charlamos de todo. La verdad que me siento bien porque tengo mis todos mis sueños cumplidos.