Escuchar a Falta & Resto es hacer -con humor, ironía, nostalgia y poesía- un repaso por la historia rioplatense cotidiana, desde sus épocas más oscuras. Autodenominados "comedia musical política" y nacidos en los coletazos de la dictadura uruguaya, este grupo de artistas fue la voz del pueblo y la resistencia en épocas de bastones largos. Y aunque aggiornados en estética y formas, 30 años después siguen manteniendo -aseguran- esa esencia políticamente irreverente y contestataria que marcó los orígenes de esta manifestación popular.

"Vamos con El Cuplé, que es el espectáculo más humorístico de la historia de la Falta, como para conocernos con San Juan", dice desde el otro lado del río Raúl Castro, fundador de la murga que supo conquistar corazones argentinos (varias veces a través de grupos de rock vernáculos como Los Piojos, Bersuit, Redondos o los Cadillacs) y que el próximo sábado -tras 11 años de actuaciones en el país- debutarán en San Juan.

– ¿Falta y Resto manteniendo esa esencia política que marcó su nacimiento?

– Totalmente, lo que pasa es que abre mucho el alma con la risa, entonces los conceptos entran muy fluidamente y gente de todos los pelos lo valora, que es lo que más nos gratifica, porque lo lindo es cuando te aplauden también los de la tienda contraria, no sólo por el contenido, sino por la manera en cómo lo decís, que es lo que lo jerarquiza y hace que sea respetado.

– No descuidar el hecho artístico…

– Claro, renovarse, porque eso es lo que te hace permanecer, o al menos lo que te van enseñando los años.

¿Tuvieron que pagar un costo alto por su irreverencia en aquellos tiempos?

– Sí, pero fue mínimo en relación a lo que les pasó a otros. Empezamos cuatro años antes de la caída de la dictadura, y si bien eran momentos difíciles, no fue el principio, lo más difícil. Sí soportamos censura, detenciones… pero se minimizó, porque justamente lo que nos hizo salir a la calle fue la dictadura misma, que despertó en nosotros esa rebeldía. Y si cabe la palabra, le agradezco a Dios haberme dado el temple para seguir adelante, porque nos dejó una herramienta de expresión para toda la vida. Hoy, cuando uno ya no es un chiquilín, es una satisfacción ver que no se equivocó cuando eligió este rumbo.

– Cómo se reposicionó con la democracia…

– Libre, siempre libre. La murga tiene que meter el dedo en la llaga, ser crítica siempre, porque no existe la murga oficialista, o por lo menos no debería existir. Pero no es la crítica para destruir, sino para reirse, que es la mejor manera de empezar construir, con alegría, porque la vida es un relámpago en la eternidad.

– Qué se critica hoy…

– La política, la ambición de poder, el ecologismo como supuesta crítica…

– ¿Hechos o personajes puntuales no?

– No es es estilo de la Falta, es más abarcativa que hablar de Tabaré o de Kirchner…

– Pero habla de las Papeleras…

– Lo mencionamos para hacer reir, para ironizar; y tenemos nuestra posición, pero no hemos hecho un tema puntual sobre eso.

– En cuanto a herramienta, ¿la Falta fue efectiva o se quedó en la bohemia?

– Las dos cosas, no son incompatibles. La bohemia como el hecho de no preocuparse tanto por las formas sino ir más al contenido, es inherente a la murga. Somos payasos, de categoría, pero payasos. Y el que se olvide de eso no está en el género correcto. Y también provocamos cosas, cambios, reflexión…

– Una cosa curiosa es que surgieron con sello marginal y ahora también transitan circuitos "top"…

– Sí, y es un peligro, porque uno puede encandilarse con las luces del mundo del espectáculo y transformarse en un Broadway villero, y eso es patético.

– ¿Cómo se hace para no encandilarse?

– Hay que seguir yendo a los barrios, porque si no es un discurso turístico. La murga si no llega al corazón, no es murga. Y para llegar al corazón hay que tener vivencias, ver el sudor. Después están los concursos de carnaval, los teatros… pero si no sabés lo que está pasando, si estás atrás de un vidrio, chau. Cuando el tipo del pueblo se te acerca y te dice "Nunca había visto una cosa de éstas, gracias"… ¿sabés qué?… Gol… es una bendición de Dios ¿viste?. Yo me levanto todos los días y digo "Gracias Patrón por haberme puesto en este lugar". Elegí el palo que era mío. Y no me cambio por nada.