La dupla ‘Mozart-Da Ponte’ produjo tres obras insuperables. La primera fue ‘Las Bodas de Figaro’ estrenada en mayo de 1786. Fue un éxito en Viena pero en Diciembre la producción de Praga fue tan sensacional que a ambos les encargaron una nueva ópera: ‘Don Giovanni’. A diferencia de óperas posteriores, la Obertura no ‘adelanta’ ningún tema posterior pero, corta y movida, introduce perfectamente el clima divertido y maravillosamente encantador de Toda la ópera. La tercera de esta ‘tríada’ sería ‘Cosí fan tutte’ estrenada en Enero de 1790. Alexander Arutiunian (1920-2012) nació y falleció en Yerevan, evidentemente Armenia ¡con ese apellido! y fue un pianista precoz. Al igual que Khachaturian o Shostakovich y tantos otros, tuvo que rendir examen de patriotismo soviético con Cantatas a la patria. Títulos como ‘Oda a Lenin’ o ‘Himno a la Hermandad’ son más que sugestivos. En cambio su Concierto para trompeta fue inspirado en 1943 para un amigo trompetista -Zsolak Vartasarian- que falleció en la guerra. Por ello, fue recién terminado en 1950 e interpretado por uno de los más grandes trompetistas del siglo XX, el ucraniano Timofei Dokshitzer (1921-2005). Freud decía que ‘a veces una pipa es simplemente una pipa’ y en este caso pareciera que este concierto no quería justificarse ante ningún comité. Mirando su catálogo sorprende que este pianista escribiera tantas obras para bronces: trompa, trompeta y tuba. Este concierto consta de 5 ‘Secciones’ escritas en estilo ‘Attacca’, o sea cuando al final de un movimiento sigue el otro sin interrupción. Sobre un ‘trémolo’ de las cuerdas inicia el ‘Andante’, un toque que podría ser como un homenaje a las víctimas del Genocidio turco de 1915 (parece que ‘la pipa era más que una pipa’), episodio que -pienso- está para siempre grabado en la memoria del pueblo armenio. Pero el ‘Allegro Energico’ es un contraste de ritmo veloz y folklóricamente armenio. Los vientos madera y el arpa disminuyen el ritmo a un ‘Poco Mosso’ y el clarinete inicia la melodía que es continuada y desarrollada por el solista. Vuelve el tema inicial, es un ‘Tempo Iº’ y en su transición el clarinete repite el tema inicial (homenaje a las víctimas) para pasar al nuevo ‘Meno Mosso’ con trompeta y cuerdas en sordina. Es un aire de ‘blues’ casi Gershwin. En la década del 20 la música de jazz ingresó en Rusia y Shostakovich es muestra clara. Tempo Iº Siguiendo a los vientos que hacen el cambio, las cuerdas inician una melodía más veloz y marcial, con llamado de los cornos invitando a su hermana trompeta que siga el ritmo veloz pero; calla abruptamente la orquesta y la trompeta hace una cadencia que va subiendo de ritmo hasta terminar en una especie de llamado al ataque para que la orquesta finalice los compases finales. No en vano es favorito de trompetistas y por lo visto también de nuestro ‘transandino’ jefe de la Cátedra de trompeta Fernando Naser. La primera palabra que aprendí en Alemania fue ‘fleissig’ (aplicado, laborioso). Johannes Brahms (1833-1897) era ‘Sehr fleissig’ (¡muy laborioso!). En su catálogo, el Opus 1 es una sonata para piano que fue interpretada por el pianista y director Hans Von Bulow. La lista sigue con Sonatas para piano -Brahms era virtuoso de ese instrumento- y Lieder (Canciones). Su op. 15 fue su primer concierto para piano y primer obra para orquesta. En 1868 escribe su op 45: ‘Un Requiem Alemán’ y su cantata ‘Rinaldo’ implican orquesta y coro. Con 36 años se va ‘animando a orquestar’, pero sin nunca abandonar su piano y coros. Recién en 1876 con 43 años emprende su Primera Sinfonía aunque la había esbozado años antes.. Mozart había escrito su primera a los 9, Mendelssohn a los 12, Schubert a los 15. Pero había un hecho innegable; ¡las Sinfonías de Beethoven! Ya el término adquiría otro cariz. Ya envalentonado escribió una segunda op. 73; luego ‘Oberturas’ donde ya se manifiesta su dominio orquestal, en 1883 su 3º y en el verano de 1885 un Brahms de 56 experimentados años compone su 4º Sinfonía, habiendo llegado a la cima de sus amplísimos recursos orquestales y a la vez con un ‘clasicismo’ y vasto conocimiento de lo antiguo pero con los colores y las armonías del romanticismo alemán. Allegro non troppo: Los violines inician una melodía que comienza como un suspiro de dos notas que dan forma al primer tema seguido por cornos y chelos. Cambios de compás y repuestas entre los diversos grupos reelaboran el tema, se baja a pianissimo y se sube a un fortísimo. Andante moderato: Los cornos anticipan el motivo con una figura ‘arcaica’ acompañados por un hermoso pizzicatto. Allegro Giocoso: En la exposición un tema brillante y casi marcial pero por sobre timbales y trombones se escucha revolotear un piccolo y al triángulo. Es un contraste Brahmsiano de lo ‘antiguo’ y lo Nuevo, lo grave y lo agudo. Allegro energico: Ocho acordes iniciales para una serie de variaciones. No sólo este ‘Scherzo’ es original; el profundo conocimiento de Brahms del estilo ‘antiguo’ del Renacimiento y del Barroco le sugiere una ‘Passacaglia’ o ‘Chacona’ que era una danza lenta y cadenciosa española (‘Pasacalle’) muy utilizada por organistas barrocos; es un tema que se repite continuamente. Pero a la vez sentimos a los trombones que entonan algo ‘demasiado’ parecido al ‘Tanhauser’ de Wagner. Es como si nos dijera: ‘A mis 56 años conozco todo’. Y -dato interesante y otra vez ‘totalizante’- la Sinfonía fue dirigida por el mismo ‘hiperwagneriano’ Hans Von Bulow ¡que había interpretado cuando ambos eran menos famosos la sonata op 1! Hace muchos años pude escuchar en Mar del Plata al Maestro Scarabino, que ahora tiene un aspecto distinguido y por su porte parece una versión argentina de Wilhelm Furtwaengler.