"En 8 años que dura el luto no va a entrar el viento de la calle. Haremos de cuenta que fuimos tapeadas con ladrillos, tapeadas nuestras puertas y ventanas. Así pasó en la casa de mi padre y en la de mi abuelo. Eso pasará en ésta’, dice con lacerante dureza a sus hijas Bernarda Alba, la genial creación de García Lorca que el próximo viernes -de la mano de Fundación Protea- deleitará a los sanjuaninos, como ya lo ha hecho en distintas ciudades del país. Detrás de este clásico, un director que ha sabido dar muestras de su talento, José María Muscari. Y en las entrañas de esta opresiva Bernarda, una señora de la escena, María Rosa Fugazot, que se luce en su primer protagónico dramático, que heredó naturalmente de la fallecida Norma Pons, quien la señaló como su reemplazo. Emocionada todavía por semejante legado; y antes de regresar a la provincia, la actriz que comenzó en la revista, que en TV hizo La peluquería de Don Mateo y Polémica en el bar; y en teatro desde El conventillo de la paloma hasta el musical Chicago -entre otros tantos trabajos- dialogó con DIARIO DE CUYO.

– ¿Cómo se vive el éxito de Bernarda?

– Es muy emocionante y no sé cómo agradecer la respuesta del público, porque hacer lo que te gusta, de una forma hermosa y respetuosa, y que la gente la reciba así es un placer muy grande.

– Algunos consideran que los clásicos, y sobre todo el drama, hoy no venden…

– Mirá, lo que importa es el compromiso tuyo interno, que es lo que transmitís. Yo he hecho mucha comedia reidera, y no por eso deja de ser buen teatro. Lo que ocurre es que cuando uno se entrega, la gente lo percibe, lo procesa, lo comenta, y entonces empieza a sentirse, a contagiarse el interés de verlo.

– La crítica destaca las actuaciones, todas muy buenas….

– Están fantásticas, cuál mejor las chicas… somos un grupo compacto donde se trabaja con el alma y se nota; cosa que no se da muchas veces…. Además de ser un homenaje a Normita, que sigue estando entre nosotros y la sentimos permanentemente cerca…

– Ella fue justamente quien la nombró a usted como quien debía tomar su posta…

– Y nunca se lo voy a agradecer suficiente, porque ha sido un legado hermoso el que me ha dado, porque ella amaba profundamente lo que hacía. Para ella que no tuvo hijos, cada obra era un hijo, y yo siento que me dejó su hijo más chico, el último, para que se lo cuide… Y eso hacemos, no sólo yo, todos, el equipo, abocado a llevar adelante un espectáculo en el que creemos profundamente y parece que, por la reacción del púbico, no estamos tan equivocados….

– ¿Es su primer protagónico en teatro, como se dice?

– Depende cómo se tome, yo nunca me fijé en esas cosas… A mí me gusta trabajar y todo lo hago con amor y respeto. Para algunos puede ser que sea así, pero desde mi punto de vista, todo lo que he hecho ha sido protagónico.

– Pero esta obra sí la ha destacado…

– Lo que pasa con esto es que por ahí me conocían más por la comedia, los musicales… lo que puede llegar a sorprender es que pocas veces se me vio en drama, y me parece fantástico, porque siempre he creído que los actores tenemos que intentarlo todo, más allá del resultado.

– ¿Y cómo se lleva con semejante personaje?

– Es muy bravo, porque tiene un montón de cosas internas que yo trabajo… Es una mujer dura, cruel, pero a la vez una mujer llena de miedos, que esconde lo que está pasando, que no quiere ver lo que es verdad… Son mujeres solas en épocas donde la mujer que se entrega es mal vista, y ella teme que le pase con sus hijas y no sabe cómo manejarlo… es todo un proceso interno muy fuerte. Yo tuve la suerte de conocer bien la obra y entonces cuando debuté, con cinco días de preparación, fue muy prolijo; pero lo he ido incorporando, el personaje ha ido creciendo en cada función…

– Para usted, ¿este Lorca es una deuda pendiente saldada, una satisfacción, una suerte de graduación…?

– Una satisfacción, un paso más en una carrera que desde que la comencé, a los 15 años, tuve la convicción de que era lo que quería hacer y de que iba a hacerlo hasta que me dieran las fuerzas. Y Dios ha sido generoso conmigo, porque me ha permitido vivir de esto, lo que ya es un triunfo… Y llegar a los 72 años haciendo este Lorca es una bendición… Son esos pequeños triunfos cotidianos…. Yo no tengo más que agradecer día a día lo que la vida me ha dado, en lo personal y en lo profesional.