Se llama Alejandro Alfredo Rütschi, pero es más conocido como Alejandro Apo, periodista deportivo de una trayectoria de más de 30 años que impone un estilo diferente y original en las transmisiones radiales y televisivas, comentando sobre el juego que más pasión genera en los argentinos: el fútbol. "Y el fútbol contó un cuento", es la obra teatral con la que presenta junto a al músico Marcelo Sanjurjo de la mano del Programa Cultura Café del Ministerio de Cultura de la Nación. La cita es este jueves a las 21 en el Teatro Oscar Kümmel (Mendoza 3335 Sur) con entrada libre y gratuita. Habrá un encuentro especial en el cual citará a autores celebres como Roberto Fontanarrosa, Eduardo Saccheri, Eduardo Galeano, Alejandro Dolina y Gabriel García Márquez, entre otros.

– ¿Cuál es el nexo entre las letras y el fútbol que transmite esta propuesta?
– El espectáculo tiene más de 600 presentaciones a lo largo de 16 años por todo el país. Se trata de la continuidad de una gira que empezó en enero de 1999. Es un homenaje al fútbol, a partir de los relatos, cuentos, poemas. Porque los futboleros nos involucramos en la cultura popular de un país. El fútbol es el patrimonio cultural de los argentinos.

– ¿Qué aspectos de este deporte popular le interesa a la literatura argentina?
– Justamente, la reunión de los barrios de los pueblos, con sus personajes, la vida cotidiana, el sentido de la solidaridad, de los afectos, de los amigos, de la política, de la sociedad. Como dice Dolina, es un rectángulo infernal donde encierra las grandezas y las miserias; lo mejor y lo peor del hombre.

– ¿Cómo logró que ese espacio literario del fútbol se haya naturalizado en las transmisiones deportivas?
– La gente lo recibió muy bien porque son historias, que le pertenecen a todos. Recordar cuando fuiste con el viejo tomado de la mano a la cancha, es el recuerdo de los primeros amores, de los amigos… Los intelectuales, nos discriminaron durante mucho tiempo, fue un error eso. Decían que no teníamos nada que ver con aquello que nosotros sosteníamos: que el fútbol es un vehículo de ideas. Los futboleros no estamos aislados de lo que pasa en el país. Sabemos quién es Unamuno, quién es Benedetti, quién es Dostoyevski; porque los futboleros no somos energúmenos que sólo piensan en la pelota o en la jugada.

– Maradona despierta pasiones, ¿cómo se nutrió la literatura fubtolera de su figura?
– Maradona es el nudo que une la gloriosa generación del pasado de un fútbol que yo no vi. Toma la posta de los mejores jugadores del 30 y el 40 y lo conecta con nuestros días. Es un hombre muy lastimado y atacado. Siempre lo miré como futbolista, pero es innegable que tiene una personalidad particular y tensión en la prensa de todo el mundo. Tengo tantos defectos y limitaciones que me daría vergüenza a mí y a mis hijos, si lo juzgara sobre cómo maneja su vida. Supongo que las personas que lo critican tanto a Diego, deben llevar una vida ejemplar. Diego tiene respuestas para todo y todos. Cuenta sus experiencias, sus sufrimientos, su lucha contra los jerarcas de la FIFA, que antes se le reían en la cara, hoy están presos.

– ¿La prensa fue injusta con él o necesita una autocrítica?
– Siempre fue ninguneado. Denunció toda su vida a la mafia y ahora es una verdad revelada, que servirá para limpiar el fútbol, porque da vergüenza lo que ha pasado. Esa conexión corrupta de empresarios argentinos con la FIFA. Es un escándalo complicado de resolver. Más con el agravante de la muerte de Grondona. En fin, yo rescato a ese pibe morochito que llegó a lo más alto en el camino más bello que tiene el fútbol y trasciende por encima de cualquier polémica. Nos llevó, desde los humildes potreros a una final, para levantar la Copa del Mundo.

– ¿Y qué emociones literarias puede generar Messi?
– Es un extraordinario jugador, está todavía construyendo su historia. Es un jugador de fantasía. Lo que lo lastima, como a Diego y a otros jugadores, es la comparación. Messi pone la habilidad al servicio de un equipo. Pero Diego no es comparable con nadie, es una falta de respeto a los dos que los comparen entre sí.