"Atractiva, divertida y conmovedora", así define Luis Brandoni a la obra Parque Lezama, que protagoniza junto a Eduardo Blanco y que llega a San Juan el próximo domingo, de la mano de Fundación Protea (ver aparte). El actor de La Patagonia rebelde, Esperando la carroza, Mi cuñado o más reciente, El hombre de mi vida, disfruta del éxito de la comedia de Herb Gardner que adaptó y dirige el cineasta Juan José Campanella, en su debut teatral, como contó en una charla con DIARIO DE CUYO, antes de ponerse en la piel de León Schwartz, uno de los abuelos de esta pieza dedicada a la tan temida tercera edad. "La obra es una delicia, me cuesta un poco hablar de eso, porque es una especie de autobombo que me da un poco de pudor", dice Brandoni sobre la puesta que lleva ya dos años en cartelera.
-¿Cómo se trabaja con una obra con la que tienen tantas funciones?
-Lleva su trabajo siempre mantener la frescura que tiene que tener el espectáculo, los espectadores no tienen por qué padecer una suerte de desgaste; la obra es fresca y espontánea, y eso nos lleva siempre una preocupación. Se nos va a hacer muy largo dentro de unos meses, pero es parte del trabajo y a mí las giras, particularmente, me revitalizan.
–Juan José Campanella debutó con ustedes en teatro, ¿cómo fue?
-Fue inmejorable, para nosotros y para él también; su estreno teatral no pudo haber sido mejor. A él lo vemos menos porque tiene otras tareas, porque está haciendo televisión y está dirigiendo en Estados Unidos. Pero lo sigue muy de cerca a través de todas las técnicas de comunicación tan sofisticadas que tenemos ahora, no lo tenemos en persona pero está muy atento y al tanto. Yo creo que está muy feliz, tanto es así que no va a ser su única incursión en el teatro.
–Para componer su personaje, ¿le sirvió su experiencia política?
-Sí, porque si bien no somos correligionarios con mi personaje, su pasión que pone él en eso, me asocia a él, me identifica. El es un viejo militante del partido comunista, he conocido muchos compañeros y amigos que tuvieron esa fe política; cuando se toma con honestidad y pasión, es una cosa respetable, en eso estamos hermanados. Lo hago con mucha convicción.
– La obra apunta a las emociones, ¿cómo responde el público?
-La respuesta del público es una cosa muy conmovedora. Tengo que reconocer que en mi trayectoria, no más de tres o cuatro veces me pasó de ver al público de esa manera, puedo recordar Made in Lanús, Convivencia… el público sale exultante. Y eso para nosotros es motivo de orgullo.
-El teatro tiene esa magia, ¿no?
-Por supuesto, no tiene precio, porque las otras formas de actuación siempre tienen una mediatez, uno se entera después, pero lo que ofrece el teatro no tiene comparación con nada.
-¿Cómo vive personalmente el paso del tiempo?
Lo vivo, está pasando el tiempo, felizmente disfruto de una buena salud, que es para mí un tema capital, y vivo mi propia madurez y la casi ancianidad de este personaje muy vital y muy fantasioso y sigue recreando historias, para ser otro distinto del que fue en su vida, cosas que a mí me pasó desde muy jovencito, porque tengo la ventaja de ser actor e imaginarme ser otros durante muchos años. Desde el punto de vista personal lo estoy viviendo con mucha serenidad y con cierta felicidad, porque en un momento no muy lejano, voy a dedicar todo mi tiempo a mí y a mis afectos.
-¿Cuándo cree que ocurrirá eso?
-No lo tengo precisado, mi trabajo siempre ha sido muy irregular, como es el trabajo de los actores, pero la vida me premió con este espectáculo y este éxito que tiene un buen rato todavía, así que no me puse a pensarlo. Tampoco me imagino una despedida definitiva de mi trabajo, no me ayudaría a disfrutar estos años. Creo que hay que seguir haciendo cosas, hay que tener proyectos para levantarse con ganas cada mañana.
-El año pasado fue nominado a los Premios ACE. ¿Qué significan los premios, en general, para usted?
-Yo ya he renunciado a todas las ternas de todos los premios, ya hace algunos meses me dirigí a los jurados de los premios en Buenos Aires para agradecerles pero no quiero participar más de ninguno. He tenido satisfacciones muy grandes en mi vida y es una etapa terminada pero siempre ha sido muy halagador y estimulante.
-¿Y por qué ya no quiere participar?
-Porque los premios no me ilusionan más.

