Encantadora, se disculpa por bajar al lobby del hotel más tarde de lo acordado; es que estaba arreglando su cabello para las fotos. Muy maquillada, con un vestido de gasa y brillos, Beatriz Salomón recibe a DIARIO DE CUYO. Acompañada por sus hijas Noelia y Bettina y su papá, Jacinto Salomón, quien acaba de cumplir 87 años y desde la semana pasada vive con ellas. A pesar de que era un viaje de placer ("invitada por el ministro de Turismo’, según contó), la ex Chica Olmedo tendrá dos shows mañana (en parrilla El Puente y Vinilo bar) y aprovecha para tirar líneas, dispuesta -como ya dijo- a instalarse en la provincia, donde le gustaría lanzar una línea de ropa con su nombre. Alejada involuntariamente del ambiente que la tuvo como figura en los "80, después de mucho tiempo sin pantalla, el sábado pasado cenó con Mirtha Legrand, que la trató "como una reina’. Pero antes fue noticia por salir a buscar al piso de Intrusos a Mario Pergolini, con quien mantiene un conflicto judicial desde que Punto.Doc emitió -en 2004- una cámara oculta que mostró al cirujano plástico Alberto Ferriols (por entonces su marido) en una situación íntima que generó gran polémica y terminó con su divorcio.

"Se escapó por la puerta de atrás de América, es una rata. Pergolini es la mano que hizo este trabajo de porquería, siempre lo negó. Yo quiero justicia’, retoma el tema Beatriz, con intacta amargura. "Hubo una confabulación entre él (Pergolini), Luis Ventura, Jorge Rial para hacer rating, hacer plata. No demostraron nada, sólo una cosa íntima que practicaba mi ex y que yo no sabía nada. Lo que me hicieron es terrible. Yo me fui de San Juan con una mano atrás y otra adelante. ¿Quién me devuelve a mí lo que me costó llegar a ser una chica Olmedo?’, replica, y la alegría inicial termina de desvanecerse. El tono es tembloroso, su rostro se tensa y aún detrás de los anteojos se percibe que su mirada se nubla. La Turca, como le dicen cariñosamente, tiene bronca genuina, lejos está de ser una pose.

"Ellos me borraron, son temibles, la extorsión que practican, las amenazas, todos les tienen miedo porque defenestran a la gente. Yo aprendí de su basura y ahora les devuelvo con la misma moneda’, dice firme y sin temor a las palabras fuertes aunque estén sus hijas presentes. "Yo en ese momento apuntaba a estar a la altura de Moria o Susana Giménez, de Alfano o Carmen Barbieri, y me borraron’, relata analizando cómo hubiera seguido su carrera sin el informe de la productora que encabezaba Pergolini, contra quien tiene una batalla judicial por el impacto que tuvo en su vida personal. "Ya habíamos adoptado a Noelia y con Bettina estaba en proceso, y cuando te dan la tenencia definitiva no podés decir "Mire me separé porque mi ex me cag…’. No, te lo quitan. Me moría si eso pasaba…’, confiesa enfática.

Desde que se divorció hace 10 años, Beatriz Salomón vive de la cuota alimentaria que le pasa su ex marido. ‘Son 13 mil pesos que paga en dos cuotas. No es acorde al lugar donde vivo y al nivel de vida que yo tenía hasta ese día, el 6 de octubre de 2004. Destruyeron mi vida. Tuve que salir a vender todas mis joyas y ropa, pero bueno, mientras que no tenga que robar, sigo con la frente bien alta. A ellas (sus hijas) nunca les faltó nada, son dos princesas, pero he trabajado de lo que salga y por la plata que salga’, dice.

"Elegí el camino de las piedras. Hay otras mujeres que perdonan cualquier cosa con tal de llevar una vida de reina. Prefiero ser digna y volver a ocupar mi lugar. El trabajo te da dignidad. Soy buena comediante, puedo seguir siendo vedette, puedo conducir programas, no tengo que estar censurada por algo que no hice. No se los voy a perdonar hasta el último segundo de mi vida’, jura.

Los buenos recuerdos vuelven a dibujarle una sonrisa… y entre ellos la época de oro junto a Alberto Olmedo. "Funciones de teatro agotadas, con tres cuadras de gente esperando para saludar a la salida’, rememora. Y sin escalas, pasa al ambiente artístico de hoy, donde a su modo de ver "no hay códigos, no hay maestros’, y existe una Vicky Xipolitakis que "es un desastre nacional’.

La actriz es verborrágica y sólo se queda sin palabras cuando se le pregunta por su hermana Isabel, fallecida el año pasado tras una larga enfermedad. Ahí su voz se ahoga, más aún, y apenas asiente con la cabeza para responder que sí. La charla termina ahí, porque la diva no quiere llorar en público, el maquillaje se corre y el show debe continuar.