Su bandoneón es la pieza viva de buena parte de la historia del tango argentino y comparte el podio de grandes bandoneonista como Laurenz, Maffia, Troilo, Juárez y Piazzolla. Leopoldo Federico no necesita presentación. Su fuelle ha recorrido ciudades y países y fue protagonista de cada época del género hasta la actualidad. Además de intérprete, arreglador, director de orquesta y compositor, trabaja incansablemente por los derechos de los profesionales de la música en la oficina de la Asociación Argentina de Intérpretes (AADI), entidad que preside desde 1986. Con todo esto, a sus 86 años, tendrá un nuevo desafío y compromiso; el de acompañar a Melodía Leiva en la grabación de un tango en Tecnopolis en las próximas semanas. Luego de participar en Pre MICA Cuyo, la violinista y cantante chilena radicada hace años en San Juan, resultó la única joven tanguera de todo el país convocada para cantar junto al Maestro, quién la eligió luego de escuchar su grabación que le llegó de manos del productor Andrés Mayo. El tema que compartirán será parte de una placa que tendrá a otros "padrinos’ famosos y nóveles artistas, y que estará disponible en el próximo Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA) que se llevará a cabo del 11 al 14 de abril.
– ¿Qué impresión tuvo cuando escuchó por primera vez el material de Melodía?
– No la conozco todavía personalmente, pero de todos los candidatos, la elegí a ella porque me pareció una excelente cantante. Tendremos un encuentro previo para ensayar y el 14 de abril grabaremos en Tecnópolis el tema "Che bandoneón". Me encantó como canta y como lo interpreta. Le pedí que por esta vez no lleve su violín, porque el arreglo de esta canción no está pensada para introducir el violín. Ella sólo tiene que cantar, que yo la acompañaré con todo gusto.
– ¿Disfruta de encontrar nuevos valores en las provincias?
– Sí, los hay por todos lados. Yo sigo mucho también los certámenes por televisión, como el Soñando por Cantar y me quedé asombrado por la calidad de muchos intérpretes que participan. Son un material envidiable cuando aparecen. Espero que se presenten oficialmente con un disco o con una actuación después, porque con lo que tienen dentro, tendrán seguramente un porvenir fantástico y una carrera consagratoria. Cantan muy bien, son profesionales, nada de aficionados. Hay cantantes y músicos distribuidos por tantas ciudades y pueblos, son unos verdaderos fenómenos. No todo lo mejor está en Buenos Aires..
– ¿Cómo suena la versión de este tango con Melodía?
– Ella tiene una personalidad muy definida, no puedo compararla con tal o cual cantante. no me gusta hacer eso. Ella tendrá un apoyo muy sincero de parte mía cuando nos toque trabajar juntos. La voz que tiene es muy exquisita y conoce bien lo que hace. Además toca el violín de maravillas, las tiene todas. Realmente la felicito y pondré toda mi voluntad para que sea feliz en hacer esto.
– También apoya a los nuevos valores desde la AADI
– Siendo presidente de la asociación, distribuimos lo recaudado por la participación de los intérpretes en carácter a la difusión de sus discos. Estamos abriendo camino para descubrir y promocionar a gente que tiene mucho valor, lo hacemos de a poco, no es fácil, pero es una cruzada para apoyar a los intérpretes independientes, para tratar de sacarlos del anonimato.
– ¿Con qué realidades se enfrenta a diario?
– Es una situación difícil que nos afecta a todos los profesionales. Sacando a las figuras consagradas, como el Chaqueño Palavecino, Soledad Pastoruti, Raúl Lavie, Susana Rinaldi, entre otros, aún así y de la misma calidad, los profesionales de Capital tienen muchos problemas para trabajar con continuidad. Pero no hay que desanimarse con esto. Hay que seguir. Pasa que cantantes y músicos no tienen espacios suficientes para tocar en la ciudad. La posibilidad de moverse y mantenerse activos es muy pobre. En televisión poca imagen tenés y en la radio ya no existen los conciertos en vivo como hace unas décadas. Es lo que sucede en general, aunque hay algunas excepciones a la regla.
– ¿Y cómo sigue con la orquesta?
– Sigo trabajando en algunas cosas, pero no puedo comprometerme tanto porque no estoy bien de salud. No puedo movilizarme como antes, ya que tengo 86 años encima y debo manejarme con cautela. Con los músicos de la orquesta, tengo la suerte que ellos me acompañan en todo momento y hacen todo para que esté cómodo. Pero sólo toco en público y hace años que no agarro el bandoneón en casa. Me falta tiempo y voluntad. Pero cuando subo al escenario descargo todo lo que tengo y me juego la vida para que el espectáculo salga de lujo.

