Recuerda que vinieron por última vez "hace tres años, al estadio (en 2010 estuvieron en el Aldo Cantoni y en 2011 eran uno de los números centrales de la Fiesta de Albardón, que se suspendió tras un temporal); intervalo que llegará a su fin el jueves 13 de junio, cuando Pimpinela suba nuevamente a ese escenario, esta vez como número central de los festejos por la fundación de San Juan, que organiza la comuna capitalina.

"Estamos felices de festejar el aniversario de la provincia y también el nuestro, porque estamos celebrando los 30 años con la música’, dijo a DIARIO DE CUYO Joaquín Galán, quien comentó que entonarán las canciones del nuevo disco y los clásicos que la gente siempre pide.

– ¿Cómo se llega a 30 años de escenarios?

– Teniendo pasión por lo que hacés y mucha capacidad de trabajo; nosotros heredamos de nuestros padres españoles esa capacidad de trabajo y la pasión por la música.

– ¿Reinventarse es una de las claves? Pasaron de la pelea de pareja hasta cantarle a la familia, junto a sus hijos…

– Sí, esa mezcla de teatro que Lucía estudia desde chica y de mi como compositor dio como origen a Pimpinela y la idea de recrear la pareja hispana argentina de los últimos años; pero con el tiempo uno pone cosas propias, y ahí es cuando surge todo lo que tiene que ver con los hermanos, con la familia, con nuestros padres, nuestros hijos… Siempre hemos podido mantener un estilo, pero también nos gusta mostrarnos como somos y si la gente lo toma como propio, buenísimo… Afortunadamente eso sigue sucediendo…

– ¿Sienten que la gente ha acompañado su camino, como artistas y como personas?

– Sí, el público es como una gran familia para nosotros y se siguen sumando nuevas generaciones. La gente nos ha acompañado en los momentos buenos y en los difíciles, como cuando Lucía tuvo su problema de salud… Es algo mágico porque es lo que te permite trascender tantos años, y transitar dos siglos y 19 países…

– … Con el amor y la familia como bastiones…

– Y hoy más que nunca, porque no tenemos que dejar que nada ni nadie destruya a esta institución que es una usina de valores, más allá de los cambios y de las diferentes formas que va adoptando en estos tiempos; y donde también están los buenos amigos… Bogamos por eso, con un mensaje de unión…

– El mensaje se refuerza con sus hijos en el escenario… ¿incorporación o préstamo?

– No, de prestado. Rocío, la hija de Lucía, que canta maravillosamente, está en el colegio; y mi hijo Francisco tiene su propio grupo, Bief, que acaba de lanzar su primer álbum que se llama El show está por comenzar. Sí en nuestro último disco, Estamos todos locos, hicimos una canción los cuatro que se llama Lo mejor que la vida me dio, y durante el estreno cantaron con nosotros, o en una presentación puntual; pero sin ninguna imposición…

– Ustedes han cantado con muchos famosos, pero ¿hay placer mayor que cantar con sus hijos?

– ¡Ninguno! No hay emoción más grande, nos llena el alma y te juro que cuesta bastante cantar, porque te genera una enorme emoción. Además ver a nuestro público cómo los recibe. Es muy lindo, muy loco…

– Y en estos 30 años ¿qué es lo más difícil que les tocó vivir?

– Sin dudas cuando falleció nuestro padre. Fue a dos años prácticamente de haber empezado la carrera y encima estábamos de gira, por Puerto Rico. Fue muy duro, algo que costó mucho procesar, porque además mi padre -que tocaba varios instrumentos y cantaba-, como mi madre que vive aún, fueron incondicionales en nuestra carrera. Nosotros somos una especie de revancha de lo que ellos hubieran querido hacer y no pudieron, porque cuando vinieron, era muy difícil para un inmigrante vivir de la música…

– Decir "revancha’ remite a una seria intención de hacer carrera cuando comenzaron…

– Sí, concientemente empezamos un camino. Cuando nos decidimos a cantar juntos fue porque sentimos que teníamos algo diferente para dar. Afortunadamente el público cada vez era más grande y enseguida vino el éxito en España y en América… Nunca quisimos ser una moda, al contrario.

– Hoy para muchos son casi de culto ¿Lo ven así?

– Notamos que sobre todo en esta última década, a mucha gente que no le gustaba Pimpinela es como que se ha rendido (risas), dicen "no me gusta lo que hacen, pero reconozco que si siguen después de 30 años, algo bueno deben hacer…’. Pero así como no nos modificó cuando criticaban que éramos grasa, tampoco esto nos hace sentirnos héroes nacionales. Somos dos grandes laburantes….

– El tiempo dirá y el tiempo dijo…

– Justamente, para nosotros un artista empieza a ser tal cuando pasa los 10 años de carrera, porque al comienzo uno puede tener una seguidilla de éxitos, pero hay que sostenerlos. Y también el público se puede equivocar dos, tres, cuatro años; pero ya después de 10 años… algo hay.

– Además son de los artistas más imitados… En San Juan también tienen tributo ¿Los halaga o les molesta?

– ¿Ah sí? ¡Sí, hemos visto a veces en el diario "Tributo a Pimpinela’! ¡No, nos molesta, no halaga y nos divierte. Además tenemos una variedad muy grande, desde travestis hasta chicos de 5 años en un acto de colegio… tener un rasgo que pueda ser imitable está buenísimo…

– ¿Y se ven viejitos arriba de un escenario?

– Bueno, mientras siga la llama encendida, sí. La edad no es un tema cronológico, sino del espíritu; más allá de que también es cierto que tenés que estar en condiciones físicas. Pero mientras haya gente que nos siga, a quien podamos emocionar y nos emocione a nosotros con su cariño, mientras la química esté, vamos a seguir. Y si se empieza a apagar, lo dejaremos bien, sin forzar nada, como un gran recuerdo.