El 24 de octubre próximo, el popular folclorista Horacio Guarany (84), ofrecerá "Adiós Luna Park", el show-despedida del famoso escenario que supo acompañarlo en sus 60 años de trayectoria. Antes de pisar por última vez esas tablas y de emprender un viaje a Oriente, "El potro" charló con DIARIO DE CUYO sobre este recital, sus ganas de seguir cantando, la política, el distanciamiento con la "Negra" Sosa y su gusto por el vino.
– Se despide del Luna Park ¿Cómo se prepara para este adiós?
– Con gran emoción, porque cantar en el Luna Park exige un desafío muy grande de convocatoria y si nadie va, hacés el ridículo. Yo tuve la suerte de llenarlo 20 veces. No tengo pensado un repertorio específico, porque yo canto desde el sentimiento y sale sola la canción. Ni cuando voy a grabar un disco ensayo, todo sale en forma natural.
– ¿Será su retiro oficial de la música? La gente interpretó eso…
– Para nada, un periodista lanzó esa versión y desinformó a la gente, no tengo pensado retirarme del canto, porque sería un suicidio dejar de cantar. Mi vida misma es una canción y si yo decido abandonar la música, siento que me muero. Lo que hago es pausar un poco el ritmo de trabajo, pero sigo en el camino porque es la forma de mantener vivo el árbol creativo.
– Tranquilizamos a su público, hay Guarany para rato…
– Absolutamente. Tengo pensado hacer una gira en China durante todo el mes de noviembre con mi compañía de arte folklórico. Llevaré a mis músicos, bailarines y la dirección es de Claudio Gallardou. Falta ultimar detalles para firmar el contrato.
– 60 años de carrera y continúa siendo un folclorista transcontinental…
– Sí, fui el primero que cantó en Rusia y ahora marcaré historia en China, porque siempre fui un precursor. Ningún folclorista pudo lograrlo hasta ahora cómo yo.
– ¿Estará presente en las bodas de oro de Cosquín?
– La verdad es que no quería en un principio, porque me hicieron como 40 homenajes y dije no voy más. Pero la gente me lo pide y merece respeto, no me puedo encerrar como una mina enojada y decir que no.
– De la nueva generación de artistas folclóricos ¿Divisa algún sucesor?
– (risas) Sólo a Horacio Guarany. En realidad, hay mucha gente que vale la pena y son muy buenos cantantes. No me pidas nombres porque me puedo olvidar de alguno y quedo mal. Todos son talentosos.
– En los últimos años escribió varias novelas ¿Se vienen más historias?
– Sí, estoy preparando nuevas cosas y tengo pensado hasta escribir mi autobiografía, porque una editorial quiere que yo la escriba de puño y letra. Contaré hasta los calzoncillos que uso (risas).
– ¿Contará algo sobre Mercedes Sosa? ¿Siguen distanciados?
– Nunca me distancio de nadie, pero algunos pueden distanciarse de mí.
– Entonces, fue Mercedes la que se alejó…
– No sé, nunca le pedí que se acerque.
– No está bien de salud ¿Piensa llamarla?
– No llamo a los enfermos porque yo no soy enfermero. ¿Para qué? ¿Para recordarles lo jodidos que están? No soluciono nada.
– Usted ha sido un artista prohibido en la dictadura ¿Cómo vive la democracia?
– Mirá, el país está prohibido desde 1810. Lo prohibieron los militares y lo siguen prohibiendo los políticos que se venden unos con otros. La gente sigue muriéndose de hambre y nadie hace nada. Argentina es una colonia norteamericana y mientras no nos liberemos del imperialismo yankee, estaremos prohibidos.
– Finalmente ¿Ratifica o desmitifica su pasión por el vino tinto?
– (risas) ¿A quién no le gusta el vino? Mira, también dicen que desafino, pero no saben qué decir para combatirme. Son pobres envidiosos que no soportan que mi estrella me siga iluminando a los 84 años.

