En el marco de Unasur Cine, con entrada libre y gratuita, y en el Parque de Mayo (desde las 17), los sanjuaninos podrán disfrutar de la música de Kevin Johansen, quien junto a su banda The Nada desplegará su amplio repertorio de rock, pop, cumbias, tangos, ritmos latinos. A casi un año de su último show en la provincia, será un repaso de sus hits y de su disco BI. "Les tiraremos los 29 tracks por la cabeza’, dijo bromeando a DIARIO DE CUYO el argentino-estadounidense, que también estará acompañado en el escenario por un amigo incondicional, el brasileño Paulinho Mosca.

– ¿Qué resultados te está dando BI?

– Estoy muy contento por el trabajo que logramos con este disco doble y generoso de 29 canciones. Empezamos con el pie derecho y no paramos. Pronto grabaremos un DVD en México, con amigos como Rubén Rada, Nelly Furtado, Paulinho Moska y Daniela Mercury. Además, sacaré un libro para Ediciones de la Flor llamado "BI" con las letras de BI más un collage de dibujos, fotos e ilustraciones de mi amigo Liniers, de todos los conciertos que vengo haciendo acompañado por The Nada desde hace más de diez años.

– Con tanta actividad, ¿qué tiempo queda para la familia?

– Por suerte hay huecos. Hace poco acabo de cenar con mi hija de 18 y aprovecho para relajarme. Al tema de las giras lo llevo muy tranqui. No hago demasiadas, soy un hombre bastante casero, me gusta estar con la familia y si paso mas de tres semanas, la paso mal y ellos también. Ahora estaremos por San Francisco, California, México y Australia, pero lo acoto hasta diez días nomás y lo vengo logrando desde que me instalé en Buenos Aires con mis hijos en el 2000.

– ¿Cómo es la relación con tu hija, en esto de ser famoso?

– Hay momentos en que se entusiasma, se enorgullece y tiene amigos fans y se dan cuenta que el viejo hace algo más o menos bien (risas). La piloteamos bien los dos. Estaba hablando de eso con ella, cuando se es un hijo de un padre famoso. El caso de Spinetta, súper archiconocido y lo pedazo de artista que era, sin embargo era un tipo de barrio, un padre de familia normal y lo buenos que salieron sus hijos músicos. Sin creerse nada…

– ¿Alguna vez te sentiste incómodo en un escenario?

– Siempre hay experiencias muy raras, sobre todo cuando vas empezando en esto. Esto sirve para foguearse, curtirse en cada lugar donde la gente habla, o tenés que tocar y el 90% de la gente no te conoce… son desafíos. En definitiva, la podés pasar mejor o peor, pero esa es la idea de curtirse. En el festival de rock de La Falda, a fines de los "80 y con mi banda Instrucción Cívica, teníamos que esquivar los choclos que nos tiraban a nosotros y a Metropolis, Virus, Baglietto, Charly, Fito… a todos nos tiraban choclos. Yo los esquivaba como si fuera Nicolino Loche… y cuando la banda bajó la intensidad, veo que detrás de mí había caído una botella cerveza.

– Y siguiendo con tu carrera, ¿qué priorizás a la hora de armar agenda?

– Creo que voy adonde me llaman. Cuando forzás las cosas no salen bien. Van surgiendo oportunidades y me parece que está bueno. España, Chile, Colombia o Brasil… es un milagro que me llamen desde allá que tienen tantos ritmos y música propios, me parece sorprendente y un alivio que me convoquen. Soy medio cabulero también, porque cuando hubo algo que funcionó, sigo por ese camino.

– ¿Eso impulsó tu experiencia con El Vecinal?

– Es una movida que se armó viajando por Latinoamérica, me parece que en un momento muy interesante porque nos estamos encontrando, vamos descubriendo una mayor cercanía. Esto se vive personalmente en el escenario y también en la calle. Hay un público joven que quiere escuchar cosas que tienen los vecinos. De a poco se va acercando la gente a bandas que están buenísimas, pero por ahí no la ponen en ninguna radio.

– ¿Sentís lo mismo con este festival de cine?

– Hay una cuestión de empatía mayor. Antes sufríamos las relaciones con los vecinos, ahora las disfrutamos más. Parece que nos estamos encontrando y descubriendo con el otro. Así como veo que pasa con la música, celebro también que se festeje el cine latinoamericano. Sí, me parece que es acorde a lo que sucede con la música, como en El Vecinal. La verdad es que yo llego medio jugado y me voy el lunes al mediodía, pero espero poder ver alguna de las películas del festival.