Aquel Marito González que nació en Cruz del Eje en 1949, hoy festeja sus 40 años con la música. Cuatro décadas desde que editó su primer disco -en España y de la mano de Luis Aguilé-, en las que conoció la gloria en Europa y en medio de las cuales decidió volver, impulsado por una de sus máximas aspiraciones: triunfar en su país natal. Semejante aniversario convoca a festejar, por lo que el músico viene de dos shows a sala llena en el Teatro Gran Rex, además de recitales en el interior. Y en ese tren San Juan no es la excepción, sólo que aquí lo hará en el marco de la Fiesta de la Tradición de Jáchal, el viernes próximo.

Las reuniones en París con Atahualpa Yupanqui y Astor Piazzolla, la familia que forjó con Teresa, la madrileña de la que se enamoró también hace 40 años y con quien tuvo a Iván, Mario, Lucía y Yaco (quien actualmente maneja su carrera y fue el productor de los últimos 9 discos de Jairo) y su regreso fueron algunos de los temas que tocó con DIARIO DE CUYO.

– ¿Qué balance hace a 40 años después?

-40 años cantando es toda una carrera. Algo que sobrepasa en mucho las expectativas que podía tener al principio cuando comencé a cantar.

-¿Costó mucho forjar esa carrera?

-No, la verdad que no, si dijera que me costó estaría mintiendo. Porque en realidad he tenido mucha suerte. Todo se fue hilvanando después de llevarle un repertorio a Luis Aguilé, esa fue la primera puerta, clarísima, fundamental. Él puso a disposición todo, los mejores estudios, músicos, arregladores y eso me facilitó empezar la carrera con buen pie y yo tenia 20 años.

-En España conoció el amor.

-Me dio toda mi familia, al poco tiempo de llegar conocí a mi mujer, cuando nos casamos yo tenía 22 años y ella 20. Llevamos más de 40 años casados. Me han acompañado y me han sostenido. Mientras yo trabajaba cantando de un lado para el otro, mi mujer se encargó de la casa y de la crianza de los niños. Si ellos tienen la cabecita bien amoblada, ella es la responsable.

-¿Es cierto que conoció a Piazzolla en un programa de Mirtha Legrand?

-Sí, vivíamos en París los dos, pero no nos conocíamos y me invitaron a un programa de Mirtha Legrand y viajé, sólo a eso. Estaba Astor Piazzolla, también con 18 años estaba Diego Armando Maradona. A mí me costaba hablar de mis logros y ese día Piazzolla habló por mí y del éxito que yo tenía en Francia. Fue un gesto tan generoso. Después nos hicimos amigos. En ese entonces me veía mucho con Atahualpa Yupanqui, con Julio Cortázar… Una generación de artistas extraordinaria, fue una suerte haber coincidido en el tiempo con gente tan importante.

-¿Cómo surgió llamarse Jairo?

-Cuando empecé querían un solo nombre, y se le ocurrió a un representante de Aguilé, que era colombiano o estaba conectado con Colombia donde Jairo es muy común, a mí me gustó mucho y quedó. Todo el mundo me dice Jairo, incluso mi mujer. Piazolla me decía Mario, Yupanqui me decía Jairito, (risas).

-¿Por qué decidió volver al país?

-Volví en 1993. Desde 1983 siempre estuvo instalada la idea de la vuelta. Pero era difícil por los chicos y por eso esperamos a que terminaran el Secundario. Y ellos me acompañaron, pero el único que vivía el jubileo del regreso era yo. Ellos son extranjeros, entonces se fueron volviendo (Iván y Mario viven en París y Lucía en Alemania). El que se quedó fue Yaco y yo sigo acá.

-¿Extrañaba Argentina?

-Mucho. Sino, no hubiera vuelto. Yo quería tener éxito en la Argentina. Es decir, conseguir lo que había logrado en Europa. Había canciones que habían tenido éxito en la Argentina, pero era como un eco, no era una cosa genuina. El éxito yo lo concibo cuando se pergeña en un ámbito común con la gente que escucha. Y para eso había que estar acá.

-¿Cómo le gustaría ser recordado?

-Como una buena persona. Un buen tipo, normal, común. Lo artístico es una consecuencia de eso.