Los creadores de los musicales en la Argentina, Pepe Cibrián Campoy y Ángel Mahler, festejan los 20 años de El Jorobado de París, un musical deslumbrante y exitoso que perduró en el tiempo como el espectáculo más emblemático de esta genial dupla de creadores que saltó a la fama con su otra obra maestra, Drácula.
Como parte de una gira nacional, este gran clásico se presentará en San Juan esta noche en el Teatro Sarmiento. El Jorobado de Paris habla de la verdadera belleza de la condición humana que encuentra el amor más puro sin condicionamientos ni barreras. Previo a la función, DIARIO DE CUYO, logró comunicarse con Campoy y Mahler, los ideólogos del drama de Cuasimodo, el está basado en la novela de Víctor Hugo, que habla de la libertad del hombre más allá de la belleza, de la marginación y del amor incondicional que no pide nada a cambio, aún a costa de ofrecer la propia vida.
Ambos son profesionales del arte -uno en la dirección y autoría, otro en la musicalización- y a la vez, forman una amistad inquebrantable. Pepito y Ángel desentrañan los recuerdos, anécdotas y reflexiones respecto de su joya teatral.
‘Es una obra emblemática para nosotros por muchos motivos. En 1993, en el Luna Park, vivimos una emoción muy grande, ya que pudimos dar la apertura masiva de la gente en lo que respecta a la comedia musical. Antes de Drácula, pocas personas de una elite, podían acceder a ella. Pero este suceso, transformó al género en un espectáculo netamente popular. Siempre se habló de un trío de monstruos: Drácula, El Jorobado y Dorian Grey. Eso marcó una época, un antes y un después’, dijo el musicalizador.
Por su parte, Cibrián hizo memoria de cómo surgió la idea luego del furor que causó Drácula a principios de los 90: ‘Durante la tercera temporada del Drácula en el Luna y con la idea de Tito Lecture de producir otra obra nueva, no se me ocurría ninguna. Pero una noche, comiendo en Edelweiss con Enrique Pinti le planteé mi angustia y él me dijo: ¿Por qué no lees el Jorobado de nuestra señora de París de Víctor Hugo? Me pegó la idea. Conocía la historia pero no la novela. Lo hice al día siguiente, me entusiasmó, entusiasmé a Ángel y Tito y así comenzó esa mágica primera versión del 93. Pasaron 20 años y 20 de Drácula, otros 30 de Calígula; aún así, siguen vigentes y movilizadoras para diferentes generaciones’.
Aunque el hijo de Ana María Campoy y José Cibrián tenía ya experiencia en dirigir proyectos de comedia musical durante los 70, fue en 1983 que conoció al talentoso compositor y a partir de esa etapa, llevan más de 30 años como una unidad creativa indisoluble. ‘Con 6 reposiciones del Jorobado, el tiempo lo hizo un clásico y perdura porque Víctor Hugo logró un libro maravilloso, está muy bien escrita. Para nosotros fue muy fácil trabajar juntos porque en el escenario, pensamos y miramos lo mismo. Hay una empatía de cómo contar historias que resulta fantástico’. Pepe agrega: ‘El Jorobado sigue conmoviendo porque lo escribió un grande, Hugo. Nosotros simplemente tratamos de adaptar ese maravilloso texto al teatro y en este caso, a un musical’. Incluso, rescata el valor de Cuasimodo y la profundidad de este personaje, ‘Mueve al jorobado que llevamos consciente o inconscientemente dentro nuestro. A esa sensación de sentirse poco o demasiado atractivo, nos lleva a un lugar no realista. Como pararse a mirar al mundo desde la altura de las campanas y creer estar prisionero, no libre como un pájaro, sin darse cuenta que en esas, sus campanas, radica justamente el aprender a volar’.
Cuenta Mahler que se reunía con Pepe todas las tardes para escribir el proyecto. Investigar la época, los vestuarios, fijar la estética que querían imprimir a la obra, todo eso estuvo en la cabeza de ambos, quienes llevaron a la realidad toda su imaginación.
Después de su estreno en 1993, intentaron continuar con la historia en una segunda parte, pero en ese momento lo consideraron como un ‘fracaso’ comercial y no tuvo el rendimiento esperado. ‘Sucedió que estábamos mal acostumbrados, Drácula fue una locura como hecho teatral, donde vendíamos hasta 5 mil entradas por día. El Jorobado hizo 2.800 y para nosotros era el éxito más grande del planeta. Pero a la otra versión, no nos fue tan bien como la original y nos equivocamos en pensarlo así. Fue algo tonto y arrebatado de nuestra parte, porque la obra habla por sí misma y siguió su camino, fue mejorando con cada puesta y a la gente le fascinó. Por eso nos dimos cuenta que un éxito que sea efímero no sirve de nada, artísticamente debe mantenerse en el tiempo’, concluyó Ángel.