Se acercaba el primer centenario del nacimiento del prócer, y de un grupo de socios de la Biblioteca Franklin surgió la idea de intentar que la casona donde había nacido Domingo F. Sarmiento se convirtiera en un museo. De ese movimiento que fue escuchado por las autoridades locales y lo elevaron a la Nación, surgió la ley 7.062 fechada el 7 de septiembre de 1910 que declaró Monumento Histórico Nacional a la casa del expresidente argentino, para propiciar la difusión de su obra. Pero además fue el primero en el país y le permitió el año siguiente abrir como museo nacional, también ingresando en la lista de los pocos centros culturales de ese tipo.


"Ser el primer monumento histórico del país, es un compromiso y responsabilidad enorme desde el punto de vista edilicio ya que el museo es la casa, además de tener el honor de que esté en San Juan y sea donde nació, vivió el prócer y su familia" aseguró María Rosa Plana, actual directora del Museo y Biblioteca Casa Natal de Domingo F. Sarmiento.

La ley. Copia de la ley 7.062 que, en 1910, declaró Monumento Histórico Nacional y dispuso
la compra de la casa por parte del Estado.

El logro sanjuanino de destacar el lugar de nacimiento de su principal prócer y conseguir convertirlo en monumento nacional, fue una acción que le permitió ostentar este título antes que otros también importantes sitios históricos, como la Casa de Tucumán, que recién consiguió ese título en 1941. 


"Fue un acontecimiento importante para todo San Juan y el reconocimiento pleno hacia el prócer. La casa pasó de ser la vivienda de los descendientes de Sarmiento, que la habitaron un siglo, a convertirse en museo", relató Oviedo detallando que en la casona que comenzó a levantar Doña Paula en 1806 en el solar que le heredó su padre, vivieron hasta las sobrinas nietas de Sarmiento, resaltó Beatriz Oviedo, quien estuvo al frente del lugar desde la década del 70 y por 25 años.

Patio. En el patio de la higuera, una celebración lo vistió de flores en 1914.

"Ellas vendieron un sector, el del ala sur, eso es lo que compra el Estado nacional y ahí empieza a surgir el museo, con el pasar del tiempo se adquiere la parte norte, que además fue la más dañada tras el terremoto del 44, y por ende reconstruida con un plano del propio Sarmiento. De hecho en la transcripción de la ley sancionada por el Congreso Nacional en 1910, se estipula que fue adquirida a las señoras Victorina Lenoir de Navarro y Sofía Lenoir de Klappenbach. 


El hecho que fuera concebido como monumento nacional y como museo desde el principio le dio ciertas ventajas, comentó Oviedo: "Eso ha sido siempre un puntal principal, modelo de museo de la provincia y de la Nación, en algún tiempo tuvo hasta un premio por ser uno de los museos más activos del país, fue un premio creado por la Dirección de Museos para destacar a los museos y tuvimos la suerte de obtenerlo".


Tras la declaración como Monumento Histórico Nacional un grupo de personas se puso a trabajar para conseguir abrir al público el 4 de abril de 1911, año del centenario del natalicio del prócer, que se cumplía el 11 de septiembre de ese año. "Desde el principio se trabajó en el modo de habilitarlo al público, armar el mobiliario con las cosas que había en el inventario, que las bisnietas de Doña Paula entregaron y explicaron el uso que la familia le daba a esos objetos", comentó. Se agregó también el escritorio, usado durante la gobernación, que recuperaron tiempo después.


Para la exdirectora, había ya en los descendientes de Sarmiento una conciencia y una intención de que la población valorara estas pertenencias de la familia y además porque Sarmiento ya había pasado a la historia.

Las joyas de la casa


Además de la higuera, el telar de Doña Paula sigue siendo la pieza fundamental. Está la partida de nacimiento del prócer, el mobiliario de dormitorio que usó cuando fue presidente; su escritorio y la obra completa, edición original de 52 tomos. Una pava y el mate de Doña Paula también son parte de los preciados objetos.