Garganta con arena, porte de galán, pinta de duro por fuera, tierno por dentro; tras realizar su película número 151 (La mala verdad, el film que rodó en Buenos Aires al mando de Miguel Angel Roca y se estrenó el 1 de diciembre pasado), Alberto de Mendoza no pudo seguir, una insuficiencia respiratoria lo obligó a internarse en la Clínica de la Luz de Madrid donde ayer sus ojos se cerraron. Su fallecimiento se convirtió en uno de los 10 temas más comentados del día en las redes sociales de España, donde sus colegas lo recordaron por su calidad como actor y su humildad como persona.

"Un hombre apasionado, temperamental, enamorado de su trabajo", expresaron emocionados Belén y Fabián, los hijos del artista cuyos restos se creman hoy en el cementerio de la Almudena, en la capital de la Madre Patria, según reportó la asociación Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión (Aisge).

Su debut cinematográfico fue en 1939 con Y mañana serán hombres, pero su consagración llegó en 1950 con Filomena Maturano, film en el que actuó junto a Tita Merello y al que luego se sumaron tantos otros títulos y obras de teatro.

Sin embargo, el querido Alberto hizo saltar la térmica de la tele en los "80 encarnando a El Rafa, ese personaje que brilló junto al entonces jovencísimo Carlin Calvo y que, el año pasado al cumplirse 30 años de su emisión, APTRA recordó otorgándole el Martín Fierro a la trayectoria.

Entre otros premios, ganó dos veces el Cóndor de Plata al mejor actor, en 1958 y 1982, por sus papeles en las cintas El jefe de Fernando Ayala y El infierno tan temido de Raúl de la Torre; fue condecorado por El oriental (1982) como Mejor Actor de Habla Hispana en TV por la Asociación de Críticos de Nueva York; y la Aisge, en la que era el socio número 136, le otorgó el galardón Actúa en 2009. Su última distinción fue en la sección iberoamericana del último Festival de Málaga por su desempeño como un abuelo machista en La Mala Verdad, sus últimos pasos en la ficción y paradójicamente su despedida de la vida real.

Una vida de película

Nacido el 21 de enero de 1923 en el barrio porteño de Belgrano como Alberto Manuel Rodríguez Gallego González de Mendoza, era hijo de padres españoles. A los 5 años quedó huérfano y tuvo que partir rumbo a Madrid para que lo criara su abuela. Sin embargo, la Guerra Civil Española, lo obligó a regresar a Capital Federal en 1939.

En Buenos Aires tuvo tres hijos, el periodista Daniel de Mendoza que se suicidó en 1992, Fabián (publicista) y Belén (psicóloga) junto a quien vivió hasta sus últimos días en compañía de sus dos nietos.

Desde los "60, su carrera transcurrió entre Argentina y la Madre Patria, pero incluyó filmaciones en Italia y Francia en largometrajes de acción, horror y Spaghetti Western. Actuó junto a Alberto Closas, Olga Zubarry, Delia Garcés, Ernesto Bianco y figuras internacionales como Carmen Sevilla, Sara Montiel, Jack Palance, Telly Savalas, Irene Papas y Peter Cushing, entre otros.

¿Sus inicios? Según recordó en su última entrevista con La Nación: "Yo tenía 14 años cuando mi abuela murió por los bombardeos de esa guerra ridícula. Fui repatriado a la Argentina y volví en barco. Entre los refugiados estaba Carlos Cajaravilla, un actor, bailarín, galán uruguayo. Yo observaba cómo ensayaba, cómo zapateaba. Ahí me entró el bichito...", recordó quien, cerca de las 9 décadas, proyectaba seguir transitado los caminos de la actuación con una serie de 13 capítulos y la puesta de Las brujas de Salem en teatro. Pero el destino quiso apagar las cámaras antes de tiempo.