Los más jóvenes la recordarán por sus actuaciones en tiras como Antonella, Chiquititas, Rebelde Way y Floricienta -por citar algunas-, donde encarnó a odiosas y amadas villanas. "Si muchos brillaron en papeles de héroes fue porque había una ‘mala’ que los hacía lucir". "La mala más buena y linda". "Todos los que le teníamos miedo en la época de Chiquititas damos por finalizada la jornada laboral", fueron algunos de los mensajes que se multiplicaron en las redes. Pero la talentosa y respetada Hilda Bernard dejó mucho más que eso tras partir de este mundo ayer, a los 101 años.
Nacida en Santa Cruz en 1920, la intérprete de ascendencia inglesa, belga y austríaca que estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático y debutó como actriz con una versión del Martín Fierro en el Teatro Cervantes en 1941 (ganó el rol por concurso), fue una de las más destacadas protagonistas de radio, cine, teatro y TV, medio donde fue una de las pioneras con Alberto Migré. Fue estrella de radio en la época de oro del radioteatro y actuó en una veintena de películas desde Mala gente (1951) hasta La sombra de Jennifer, con Faye Dunaway; en las tablas hizo desde Las de Barranco hasta 8 Mujeres, dirigida por Muscari, pasando por Teatro Abierto, bajo las órdenes de Sergio Renán. Por eso recibió numerosos honores, como el Premio Podestá, el María Guerrero y el Martín Fierro a la Trayectoria, entre otros. Pero sobre todo se llevó el cariño de admiradores y figuras del ambiente.

