Fichas puestas en los tableros de la historia


Al menos tres veces al mes, durante los fines de semana, Maxi Olivares y Daniela Fernández trasladan y arman su modesto stand para exponer y vender sus artesanías en madera en las feria conocida como Paseo de Las Palmeras, en el Parque de Mayo; y en cuanta otra se habilita. Pero no son artesanías comunes, sino que cada pieza que construyen tiene una historia, un significado y un propósito especial. Ahí radica lo singular de su trabajo. Hace casi un año, en plena pandemia buscaban alternativas para desarrollar prácticas pedagógicas en sus respectivas escuelas, dado que ambos ejercen la docencia: él, profesor de enseñanza musical; y ella, maestra de nivel inicial. A partir de una pasión que mantienen desde chicos y con una motivación por escapar de la monotonía de las pantallas, se embarcaron en la aventura de crear juegos tradicionales. La pareja los nombra como juegos ancestrales y en su marca impregnaron el nombre de Huella. En los últimos años se ha visto un resurgimiento por la colección y el uso de juegos de mesa en varios países y también aquí en la provincia, con varios clubes y grupos afines. Pero en este contexto pandémico, vino muy bien esta propuesta en especial, porque los sanjuaninos no buscan crear cualquier juego, sino que apelan a los orígenes de los más conocidos y antecesores de los modernos más populares. Buscan e investigan los vestigios de aquellos juegos de otras culturas lejanas en el mundo. Los adaptan, les aplican diseños y colores originales y los ponen a la venta, tanto en ferias itinerantes, como en Facebook (Huella Juegos Ancestrales). 'Con el encierro pusimos en práctica nuestras ideas y nuestras energías en este emprendimiento familiar. Con Daniela y mis hijos, que los prueban, llevamos adelante esta iniciativa", dijo Maxi a DIARIO DE CUYO. Ellos segmentan en dos grandes grupos sus creaciones: los didácticos por un lado y los de estrategia por otro. Los primeros están basados en los sistemas Waldorf y Montessori, como metodología de aprendizaje en los niños, estimulando la creatividad y la imaginación. Mientras que los segundos, propician grandes retos mentales a quienes los practiquen. 


Aquí entran los llamados "ancestrales". Por ejemplo, Maxi apuntó a cinco de los más llamativos de un extenso catálogo histórico que fue recopilando de manera autodidacta. Está el Hnefatafl, un juego nórdico que usaban los celtas; el Jaguar (o también Puma) que es de Sudamérica; Surakarta, de la Isla de Java; 9 Hombres de Morris, de la antigua Roma; y Puluc, de la cultura maya. 'Para nosotros, los juegos no tienen edad. Aprender a jugar es un proceso. El juego de mesa nos permite recomponer vínculos, en el seno familiar y es la mejor propuesta que podemos encontrar ante un mundo de tanta pantalla y virtualidad", comentó el flamante artesano. "El hecho de tener un juego físicamente, involucra la interacción entre los jugadores y también de los que pueden acompañar. Que un padre se tome el tiempo para explicarle a su hijo el movimiento de las piezas eso ya genera un vínculo perdido por tanto uso del celular. Con estos juegos hay mucho para trabajar también en la enseñanza de la historia, de las matemáticas y de las ciencias sociales", concluyó. 

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Hnefatafl.
Conocido como El juego del Vikingo o Los juegos de Tafl o Mesa del Rey. Es una familia de antiguos juegos de estrategia que usaban nórdicos y celtas en el siglo III D.C. Con dos ejércitos de números desiguales. El objetivo es que los 24 invasores capturen al rey; o el rey desde el centro del tablero logre escapar.

El Jaguar.
Conocido también como El Puma o El cazador. Es originario de Sudamérica. Un jugador tiene el rol del jaguar que deberá llegar al valle en busca de comida desde la pirámide invertida. Pero los perros cazadores del retador le impedirán el paso. Si el jaguar mata a tres perros gana la partida. 

9 Hombres de Morris
Se llama igualmente Juego del Molino. Es uno de los más antiguos que se conocen. Hay indicios del siglo XIV A.C. practicado en Egipto, Grecia y Fenicia, como también en Roma. Con múltiples variantes, es el antecesor directo del Ta-te-ti, pero con más fichas para jugar y reglas más complejas. 

Puluc 
Originario de Mesoamérica, propio de la cultura maya, de Belice y las tierras altas de Guatemala. Es simple de practicar y recomendado para niños y adultos por igual. Además, mezcla la estrategia con el azar en esta versión, con la intervención de los dados. El jugador que consiga llevarse todas las fichas del adversario, gana. 

Surakarta
Originario de la Isla de Java. Es de los pocos tableros cuya estructura no se ha modificado en el tiempo. Requiere de una visión periférica del jugador para atender cada movimiento, porque puede quedar desprotegido en su estrategia. Aquél que logre eliminar las fichas del adversario, se considerará ganador.