El Museo Nacional de Bellas Artes presentará, a partir del próximo jueves 25 de marzo, la exposición titulada "El canon accidental: Mujeres artistas en Argentina (1890-1950)". Esta muestra reunirá a más de 80 obras de 44 artistas plásticas de todo el país, con el propósito de revisar y resignificar la historia del arte argentino y también, la de recuperar el valor estético y cultural de las mujeres que han sido pioneras en su época, pero que con el tiempo fueron minimizadas o incluso llegando al olvido absoluto en el presente. De esta colección, habrá tres cuadros de la artista sanjuanina Eugenia Belín Sarmiento (nieta de Domingo Faustino y discípula directa de Procesa), que serán algunas de las primeras en abrir la exposición. De los tres cuadros que se expondrán en Buenos Aires, dos son en calidad de préstamo por el Museo Histórico Sarmiento: uno es "Amapolas rojas", un óleo sobre tela; y "Desnudo en el parque", un pastel sobre papel. Mientras que el tercero es un retrato "Amelia Sánchez", un óleo sobre tela de 1899 que pertenece a una colección privada. 

Desnudo en el parque. Es un pastel sobre papel de 1908 de la colección del Museo Histórico Sarmiento.

La curadora de esta exposición es Georgina Gluzman y en comunicación con DIARIO DE CUYO, fundamentó la selección de la misma: "Tratamos de reflejar todo aquello que quedó afuera de la construcción de la historia del arte argentino, porque fue un relato que dejó de lado a las mujeres artistas de este período de 1890-1950, donde ellas hicieron mucho, se formaron, trabajaron y cumplieron con todo lo que se exigía para ser artistas". En este sentido, San Juan tiene una tradición que empieza con Procesa Sarmiento. Hubo un fuerte involucramiento de la mujer en el arte, pero para esta oportunidad, no olvidamos su trabajo, sino que de modo temporal, la muestra comienza con la generación de Eugenia", explicó la investigadora. Eugenia y sus contemporáneas conforman una camada de pioneras artistas que exhibieron por primera en los salones de El Ateneo de Buenos Aires a principios del siglo XX y lo interesante para la especialista, que Eugenia comienza a exponer y a hacer obras por encargo desde temprana edad. "Muchas de sus obras aun están en poder de familiar y particulares que fueron heredando de sus antepasados los retratos por encargo. Eso significa que hay mucho material por descubrir. En ella encontramos un alto grado de profesionalización y dedicación absoluta", dijo la historiadora. Estas tres piezas, sostuvo Georgina, reflejan las etapas de evolución artística de Belín Sarmiento a lo largo de su carrera. Primero el retrato, que fue un género que trabajó bastante; el desnudo, por ejemplo, fue fruto de sus viajes por Europa, aprendiendo a pintar y dibujar en estudio con modelos.

Amapolas rojas. Un óleo sobre tela también del Museo Sarmiento.

Por último, el ramillete de flores como temática, que fue todo un signo de época como objeto a representar en el arte figurativo para las mujeres. "La gente se encontrará con varias facetas de la artista y también, podrá apreciar el diálogo con sus colegas contemporáneas por primera vez, como por ejemplo, con María Obligado, Julia Wernicke, Hortensia Berdier, entre otras", comentó Gluzman. Sobre el retrato de Amelia Sánchez, hay una historia particular. "Este cuadro fue encontrado tirado en la basura en los años 80 por la artista visual Fabiana Barreda. Mi hipótesis es que con los años se fue perdiendo la memoria de la autora y es una metáfora interesante de lo que sucedió con muchas de estas mujeres que fueron importantes en su tiempo, con premios y reconocimientos, pero muchas de sus obras terminaron el olvido y en el desecho absoluto". Y dándole sentido a esta muestra, la curadora puso en contexto que: "me parece que hacer esto en este momento, en el que las mujeres luchamos por derechos, es por un reconocimiento en el campo del arte. En la actualidad, siguen siendo relegadas las artistas, porque sus obras valen menos que las de los varones, eso tiene que ver también con que no hay una genealogía visible para que las artistas se vean unidas a ella. Esta muestra juega a que sea una inspiración a las mujeres del presente, pero también las del futuro. Que se valore a la mujer artista porque tiene su historia". Para Gluzman, la historia del arte fue construida por criterios patriarcales. Por eso en el caso de Procesa Sarmiento, afirmó que hubo un "doble olvido", primero por haber sido mujer y segundo, porque no pudo llegar a trascender en el circuito de Buenos Aires, como sí lo logró Eugenia.

Retrato de Amelia Sánchez. Es un óleo sobre tela de 1899, fue encontrado en la basura y recuperado
por la artista Fabiana Barreda.

En este aspecto: "la historia del arte, también ha sido muy poco federal, porque las mujeres artistas de las provincias fueron escasamente nombradas en los libros y estudios". Como última clave, queda mucho por explorar sobre Eugenia Belín: "hay que seguir indagando, ojalá esta muestra sirva para conectar con personas que posean algún retrato o pintura que pueda darle un nuevo valor. Porque la idea es que ninguna obra de ella de ninguna otra mujer pionera, termine tirada en la basura".


Fuentes: Casa Natal de Sarmiento, Instituto de Expresión Visual UNSJ, Museo Nacional Bellas Artes.



Para saber

La muestra "El canon accidental" está estructurado en tres núcleos uno de ellos será: "En el centro de los géneros" que presentará una retratos, desnudos y naturalezas muertas de fines del siglo XIX por María Obligado, Eugenia Belín Sarmiento, Julia Wernicke, Ana Weiss, Hortensia Berdier, entre otras. Desde el 25 de marzo, podrá accederse de manera gratuita en www.bellasartes.gob.ar.


OPINIÓN

"La mejor retratista de Sarmiento"


Por Silvina Martínez
Historiadora del arte

 


Eugenia Belín Sarmiento, pionera del arte sanjuanino, al igual que su predecesora Procesa Sarmiento de Lenoir; no sólo ostenta el mérito de haberse dedicado a la pintura en una época donde esta profesión estaba prácticamente vedada para las mujeres, sino que, además, se destacó por una importante maestría técnica, un ajustado oficio y un adecuado manejo de los elementos plásticos. Durante el siglo XIX, el acceso de las mujeres al arte era muy difícil y por ende muy escaso. Los géneros pictóricos de mayor jerarquía les estaban negados; no se les permitía dibujar con modelos desnudos, ni les era fácil cursar estudios u obtener premios o becas. Aquellas que se aventuraron a indagar en ciertos géneros, fueron muy criticadas y hasta denostadas; por lo cual, en general, tuvieron que resignarse a abordar géneros "menores", o considerados "femeninos". Eugenia no cursó estudios sistemáticos. Fue discípula de Procesa, recibió enseñanzas y consejos de su abuelo y asistió a algunos talleres libres en Buenos Aires. Pero su tesón y abundante producción la llevó a manejar con soltura el dibujo, dominar la anatomía y las proporciones y destacarse por un delicado uso del claroscuro, un correcto tratamiento del volumen y una buena armonización de sus paletas. Se interesó principalmente por el retrato y la técnica del óleo; y varios importantes críticos han reconocido que fue la mejor retratista de Sarmiento, de quien realizó más de veinte imágenes; sabiendo captar con fidelidad su particular fisonomía, pero también y especialmente, sus rasgos psicológicos y su carácter. Gran parte de su pintura estuvo estilísticamente asociada a la disciplina académica de tendencia neoclásico/romántica, proveniente de Europa; lo que se dio en llamar "eclecticismo académico", que propugnaba el dibujo "vero" (copia fiel del modelo); el estudio preciso de luces y sombras, el modelado del volumen y el espacio en perspectiva. La producción de la artista fue bien cuantiosa, y la circunstancia de que su obra se mantuviera mucho tiempo bastante ligada a la tradición, no le quita mérito ni valor a su fecunda obra. Si bien, el retrato fue su especialidad, en la madurez, se interesó Eugenia por motivos relacionados con la naturaleza: frutas, flores y paisajes, plasmando estos motivos al óleo y al pastel; obras en las que se pueden observar rasgos cercanos al impresionismo como la luminosidad, el entorno atmosférico y la frescura de trazos y pinceladas. A fines del siglo XIX, junto a otras artistas de su tiempo, comprometidas con el arte y perseverantes en su vocación, alcanzó bastante reconocimiento en Buenos Aires, siendo invitada, por ejemplo, a participar en la primera exposición anual de pintura, dibujo y escultura organizada por la Asociación El Ateneo, en 1892, y en la gran Exposición Internacional del Centenario, de 1910.