Entró al ruedo con su faceta intelectual. Luego empezó a opinar de farándula y se ganó un sillón en Infama. Y al final, después de tirarle algunos palitos a su desinhibida hermana mayor, terminó siguiendo sus pasos. Bien de familia, ambas comparten una genética privilegiada. Y con semejante atributo… ¿por qué seguirlo tapando? habrá pensado Marina Calabró, que de un tiempo a esta parte peló trapo a diestra y siniestra y se entregó a los flashes en las poses más sensuales. Y tan buenas fueron las repercusiones, que un día llegó Playboy para ofrecerle tapa y todo. Era de pensar que si ya lo había hecho para otras publicaciones -¡y bien osadas!- por qué no en esta otra, de prestigio mundial. Pero hubo motivos para un no. En charla con Teleshow, la politóloga contó que la disquisición llegó cuando le exigían mostrar el monte de Venus. "Era como una condición y la verdad es que sentí que era una etapa que se estaba cumpliendo. Además, la pregunta que me surgió fue ¿y para qué? ¿Para mostrarle qué a quién?’, explicó. "Entiendo a alguien que usufructúa su costado sexy, es una puerta o una vidriera que además es un sello internacional, pero no le encontré la razón’, agregó; y entonces chau que tal. Pero sólo había que seguir escuchando para conocer la segunda razón de su negativa…. ¿la verdadera tal vez? "Ni hablar de la plata, que eran dos mangos con cincuenta. No les crean a las chicas sexies que dicen Me pagaron una fortuna y en dólares’, acotó. Así parece que si los señores de la publicación erótica hubieran sacado algo más que conejitas de la galera, tal vez podrían haber convencido a Marinita… que como dice Jorge Hane en su comercial, está más linda que nunca. ¿O no?