El oscarizado director confía en el taquillero legado de Titanic (1997) y no escatima gastos a la hora de un nuevo proyecto -sobre todo para regresar a todo trapo a la pantalla grande-. Eso se traduce en Avatar, la nueva cinta de casi tres horas de duración -íntegramente en 3 D- que ya se estrenó con éxito en medio planeta y que llegará a todas las salas del país -incluida San Juan- a partir del primero de enero de 2010. Con 300 palos verdes de presupuesto, 15 años de planificación y una apoteósica campaña de promoción, el retorno de James Cameron al cine pinta nuevamente histórico. Con su clara visión futurista -perfectamente agudizada-, transportará al espectador al exótico planeta Pandora, donde habitan criaturas autóctonas de piel azul, ojos amarillos y orejas picudas. La modernosa trama del filme se sitúa en el año 2154, cuando la raza humana descubre la existencia de un valioso mineral en el remoto planeta de Pandora, llamado unobtainium, capaz de acabar con la escasez de recursos energéticos en la Tierra. Sin embargo, la explotación de la zona se enfrenta a dos obstáculos: el aire, tóxico para los humanos, y la raza nativa, los Na’vi, que no pretenden abandonar su territorio así como así. En esa encrucijada nace un proyecto científico que crea individuos híbridos, los "avatares”, a partir de una mezcla de ADN humano y Na’vi. Estos seres son controlados por el humano, son un calco de los Na"vi y soportan el aire de Pandora. Ahí es donde entra en acción Jake Sully (Sam Worthington), un ex marine estadounidense en silla de ruedas, que viaja hasta el planeta para hacerse cargo del avatar diseñado en un principio para su difunto hermano gemelo. Su misión es sencilla: debe infiltrarse entre los Na’vi y recabar todos los datos posibles de su asentamiento, sobre el que la delegación terrícola planea construir una importante mina. Sin embargo, Sully se enamora completamente de Neytiri (Zoe Saldaña) y replantea su misión original. La expoliación de los recursos naturales y el continuo deseo humano de expandir su territorio son algunos de los temas que subyacen tras la magnificencia de los efectos especiales de "Avatar”. Para éstos, Cameron desterró las eternas horas de maquillajes -como sucede en estos casos- y creó a las criaturas extraterrestres con las bondades del ordenador – los actores fueron cubiertos de sensores que registraban todos sus movimientos-. Así, la historia se transforma en alucinante de principio a fin y promete arrasar en las nominaciones de los Oscar -y quizás superar las 11 estatuillas de Titanic-. ¿Motivos? De sobra. Dicen que la última media hora del filme que recrea una batalla a gran escala entre el Bien y el Mal (los Na’vi y los humanos, respectivamente) puede figurar en los anales de la historia del cine. Por lo pronto, los sanjuaninos -como el resto de los argentinos- tendrán que esperar hasta enero para disfrutar de Avatar y ver la nueva de Cameron.