Con un repertorio bien festivalero -provisto de varias de sus composiciones y otros clásicos del folclore del estilo de Amor de los manzanares, Carpas de Salta, A Don Ata, y Fiesta del alma, que hizo delirar a los presentes- el celebrado espectáculo "La Fiesta" (con Soledad, Los Nocheros y el Chaqueño, que también llegará a San Juan para La Fiesta del Sol) le puso -en la madrugada de ayer- el broche de oro al Festival de Cosquín, que entre consagraciones y revelaciones cerró su 50ma. edición ante unas 15 mil personas que atiborraron la plaza Próspero Molina. Fue un verdadero desborde de público, que en varias de las veladas cubrió las 12 mil localidades disponibles en el predio.

En materia de shows, el de Jairo-Salzano fue sin duda uno de los mejores. La concurrencia también celebró -apertura y clara emoción mediante- el homenaje que Víctor Heredia, León Gieco, Peteco Carabajal y Teresa Parodi le hicieron a La Negra Sosa (pese a la falta de ensayo y a los inconvenientes de sonido); y las presencias de Jorge Rojas, Abel Pintos, Los Carabajal, Luis Landriscina, el Chaqueño Palavecino y Roberto Pérez (ex integrante de los malogrados Tucu Tucu, quien regresó después del accidente que le costara la vida a sus compañeros Ricardo Romero y al gringo Bulacio).

La savia joven del folclore estuvo bien representada por Leandro Lovato y Abel Pintos; y otros menos populares pero no menos talentosos, como el jujeño Bruno Arias, los salteños Izquierdos de la Cueva, Emiliano Zerbini de La Rioja, la sanjuanina Claudia Pirán, el cordobés Juan Iñaki y las coplas de Mariana Carrizo y las comadres copleras

La chacarera santiagueña, el espíritu surero y la música del Litoral tuvieron muy buenos embajadores en Cosquín; y en cuanto a lo internacional -un apartado siempre polémico y controversial- varios se dieron por felices con la brasileña Gal Costa, los chilenos Illapu, los bolivianos Kjarkas, la venezolana Cecilia Todd y los uruguayos Olimareños; mientras que la gran decepción fue Pablo Milanés, que tras un tema se retiró con fiebre.

En el "debe" también quedó el sonido del encuentro, con varias fallas que malograron varias actuaciones; y algunas monótonas maratones de artistas que no lograron entusiasmar.