Nacen en el seno de los barrios, al calor popular de los ritmos de la batucada y de las ganas de decir, de contar, de expresar su realidad. Jóvenes, niños y adultos salen a cantar por las calles, por las plazas o en cualquier espacio público para hacer arte en constante movimiento. Con instrumentos de percusión, coros, bailarines y fantasías, las murgas están teniendo un auge muy notorio en los últimos años en San Juan. La instauración de los feriados de carnaval, las presentaciones de grupos rioplatenses como Falta y Resto y Agárrate Catalina en la ciudad y la implementación de planes de fomento cultural desde el Estado son algunos de los factores que influyen en este empuje. Después de la crisis del 2001, apenas existían 5 formaciones más o menos conocidas. En la actualidad, se cuentan más de 50 murgas que pertenecen a centros barriales, uniones vecinales, clubes deportivos, asociaciones civiles, etc., tanto en la ciudad y como en los departamentos. De ellas, 5 son las más convocantes en el escenario local y por sus filas pasó la mayoría de los murgueros sanjuaninos: La Murga Purga, Fanáticos del Ritmo, Románticos Desamparados, Infernales del Güemes y Nueva Vida.
Los más tradicionales, portan banderas, muñecos, sombrillas y cintas. Otras en cambio, agregan lanzallamas, malabaristas, zancos, estandartes y demás accesorios apuntando a una estética más circense. Por su número y ritmo, algunas se convierten en comparsas, que no son lo mismo, ya que los ritmos son diferentes en el tempo, la orquestación y los arreglos. Las comparsas presentan su espectáculo marchando y bailando en los corsos. En cambio, las murgas -sobre todo porteñas y uruguayas- se concentran en un espacio fijo para cantar letras de alto contenido político, cultural y social. Arrancan los glosistas con una introducción y luego se entona la canción de entrada, la crítica y retirada, más una canción homenaje. Precisamente, varias agrupaciones locales intentan adoptar ese estilo "rioplatense", pero dándole su "acento cuyano".