Francois Devienne (1759-1803) ya nos fue presentado el viernes anterior por el Maestro Gallois. Desde los 20 años era fagotista y siguió con la flauta. Tocó en muchas partes pero no solo pasó por tantos lugares sino que en 1789 asistió a un cambio mucho más drástico: la revolución francesa. Ahora la banda no era "Royal" sino "national" y el Conservatorio se creó en 1795 por el gobierno revolucionario para nivelar una enseñanza musical de la nueva república. Quizá el retrato más conocido de Devienne se deba a Jacques Louis David (1748-1825) pintor neoclásico que pasó de la austeridad y severidad del Antiguo Régimen a un activo representante de la revolución y más tarde con Napoleón desarrollando el estilo "Imperio". Mientras que el pintor "cambió", Devienne permaneció fiel a su música, escribiendo un Método para la flauta que fue prácticamente cambiando la flauta alemana en una francesa. No componía "para un sistema político" sino simplemente "su" música.

El Concierto Nº 7 consta de "Allegro": La flauta ingresa pronto sin tener que esperar largo rato a la orquesta y luego en lugar de simplemente repetir la exposición agrega un tercer tema y con un tono muy "canoro" sorprende con lo inesperado. El "Adagio" tiene un inicio cortísimo para que siga la flauta recordándome a Tamino y Pamina en la Flauta Mágica, ¡es el Mozart francés!. El Rondó Allegretto es "Poco moderato" en la orquesta para que la flauta, que inicia el Rondó pueda hacer un increíble despliegue de recursos virtuosísticos a cargo aquí de Patrick Gallois. Pequeños detalles como cuando al gorjeo de la flauta responde el fagot son mágicos, pero claro eran ambos "sus" instrumentos! De un músico "clásico" francés avanzamos dos siglos a Antonio Tauriello (1931-2011) pianista y compositor porteño, alumno de Walter Giesekin, Ginastera, y maestro de muchos -incluso en U.S.A e Italia- Se dedicó a la música contemporánea estrenando a los 18 su Toccata y a los 20 su "Obertura sinfónica". Sus obras son conocidas en festivales internacionales.

"Aplausos doblemente merecidos por los dos conciertos de Gallois y los dos de Marcelo González'

En nuestro país se lo ejecuta poco; debía un flautista francés hacérnoslo conocer a los argentinos aunque el impulsor de re-estrenar su concierto para clarinete sea el propio solista Marcelo González, una obra que no se volvió a tocar desde su estreno en 1954. Marcelo pensaba preparar algo que mostrase el aspecto "contemporáneo" de quien con G. Gandini lo representaba, pero este concierto a los 23 años lo muestra joven y absolutamente "tonal" comenzando el solista sobre un suave fondo de cuerdas y respondido por trompas cuando el ritmo cambia se hace más alegre y algo juguetón con las trompetas enunciando el tema de "la cucaracha". La 3º parte introduce decididamente a la percusión, el fagote anuncia el siguiente trozo y un crescendo termina con el clarinete bien agudo. La palabra "Rapsodia" puede describirse como una pieza de música compuesta con fragmentos de otras obras o con trozos de aires populares. C. Debussy (1862-1918), desde 1905 era parte del tribunal de los alumnos y para pruebas de admisión compuso dos obras para clarinete. Una es la Rapsodia que escuchamos en este concierto. Data de 1911 y como muchas cosas de Debussy y poco ante de la Iº Guerra, marcan un nuevo inicio en el tratamiento "impresionista" del instrumento. Si en 1894 su "Preludio a la siesta de un Fauno" recalcaba más a la flauta, esta Rapsodia está dedicada al clarinete y el inicio conserva algo de ese Preludio. El final del clarinete es una elevación aguda curiosamente no desemejante al final de Tauriello. 2 años más tarde Stravinsky escandalizaba a París con su "Consagración de la Primavera".

Pero finalizamos con un romántico; Félix Mendelssohn (1809-1847) quien a los 21 años viajó a Italia por más de 10 meses. Ya entonces -escribía a su hermana- concibió escribir una Sinfonía "Italiana" y tenía en la cabeza lo más jovial que había escrito jamás. Cuando en 1833 fue invitado por la Royal Philarmonic Society que le comisionaba un Sinfonía, pasó al papel lo que había imaginado en Italia. El Allegro Vivace lo muestra deslumbrado por la vitalidad de los latinos; pasando lo saltarín del inicio, un dulce segundo tema es más tranquilo; el clarinete retoma a su modo el primer tema y sigue un diálogo; exposición y desarrollo. La recapitulación nos la presenta el oboe que introduce una Fuga. Parece increíble que tanta bella imaginación lo hubiera dejado disconforme con la obra. Sólo se estrenó en Alemania después de su muerte!! "Andante" este judío alemán convertido al luteranismo describe, reverente, una procesión en una iglesia católica italiana que termina con un pizzicato de los chelos; la procesión los cansó! Sigue un Minué con distantes cornos y fagotes en el Trío y finalmente un "Saltarello" que es como una "tarantella" o sea un baile que exigía constante movimiento para curarse de la mordedura de una "Tarántula". Aplausos doblemente merecidos por los dos conciertos de Gallois y los dos de Marcelo González y qué lindo flautas tan jóvenes en Tamara Carrera y Rodrigo Recio.