Son iglesianos, queridos en el pueblo y respetados como vecinos y también como artistas. No saben de estudios de grabación, de flashes ni de enceguecedores escenarios, pero con esas guitarras camperas que aprendieron a rasgar escuchando y viendo, y que llevaron desinteresadamente a cuanto encuentro necesitaba de su música y su canto, lograron hacerse un nombre en el pago chico. Hoy, a sus ochenta y largos años, Don Pascual Marceno Muñoz y Don Segundo Gabino Montaño probablemente no son concientes de su cotidiano y valioso aporte "al fortalecimiento de nuestra cultura e identidad nacional’, pero es justamente por eso que serán homenajeados, en la última jornada local de Guitarras del Mundo, que tendrá lugar esta noche en el Nodo Turístico de Pismanta.
Con la tradición marcada en la piel

