Puede flexionar su columna, apoyar sus codos en un minúsculo banquito y realizar complejas aperturas de piernas, en sólo tres actos; con esas habilidades, ganó en dos oportunidades en el certamen de Nuevos Talentos de Susana Giménez donde en 2003 fue premiada hasta con una moto y también en el Casting de la Tele en 2008 y 2009. Ella es Johanna Stankovich, la muchacha que a sus 19 años es la más joven del staff de acróbatas y una de las novedades que trajo el Rodas, a la carpa que levantó en el predio ferial de Rivadavia.
Doblada en cuatro sale de un cubículo de 40 x 30 cm, como si fuera una bailarina que cobra vida al salir de su cajita musical, desde que cumplió los 10 añitos. Nadie se imaginaría que ese cuerpito pueda articularse como el de una Barbie y hacer tiro al blanco con un arco y una flecha en sus pies.
Por las venas de la chica corre sangre circense, sin duda. Su tatarabuelo fue parte de Los Ocho Hermanos Stankovich, fue su abuela quien descubrió sus virtudes gimnásticas cuando ella sólo era una bebé de 4 años y fue su papá quien le transmitió todos los trucos y del que heredó la caja de la que ella sale cada noche para montar su número artístico porque él fue contorsionista en sus años mozos (recreó al famoso Hombre Insólito hasta los 20 años).
Sin embargo, sus arriesgadas destrezas, merecen entrenamiento corporal, porque "el contorsionismo es entrenamiento no una cuestión genética’, como dice, quien antes de cada acto entrena 20 minutos y más todavía si las temperaturas son muy bajas.
A los 8, tuvo su bautismo de fuego en la pista. "Cuando empecé, me moría de vergüenza al ver a la gente mirándome’, señaló la joven que el 15 de abril cumple sus 20 pirulos. Después de completar el secundario en diferentes colegios y ciudades del país, se le ocurrió seguir una carrera universitaria como Marketing, pero su vida está siempre en movimiento, como el circo, así que optó por dejar de lado la idea.
Tras terminar el contrato que tenía con el Palace de Mónaco, donde con sus padres Marcelo y Virginia trabajó casi una década; Johanna está comenzando una nueva etapa, conociendo amigos nuevos, aprendiendo a tocar la guitarra y jugando con sus perritos Tiffany y Tomás. "Antes era antisocial, cuando llegaba a una escuela nueva me iba a la biblioteca, pero se me fue pasando con el tiempo’, apunta
"Somos nuevitos, hace una semana estrenamos nuestros números, justo en San Juan’, dice la chica que en la pista cuenta con la introducción musical de su hermana Rocío, de 14.
También tiene un hermano varón, Ián de 6, a quien cuida cuando sus papás están en plena función, haciendo girar objetos mientras bailan un tango; o cuando su papá dirige las aguas danzantes.
¿Cuáles son sus actividades cuando no está piernas para arriba? "Tenemos una casa en Buenos Aires pero, en realidad, vivimos más en el trailer. Aquí, tengo la notebook de la que bajo música y lectura histórica, es más estoy escribiendo una novela en la que la protagonista tiene que descifrar misterios para salvar al mundo; ahora, estoy con el libro Mujeres tenían que ser, de Felipe Pigna. Veo canales de documentales en la tele cuando le saco el control remoto a mi hermanito; dibujo, pinto y hasta hago los bordados de los trajes que cose mi mamá, porque me gusta diseñar ropa’, cuenta la adolescente que está de novia a la distancia con un cordobés que conoció en el verano.
¿Si se imagina una vida que no sea nómade? "Algunas veces se me pasa por la cabeza llevar una vida convencional y después pienso que me aburriría, hacer siempre lo mismo y estar siempre en el mismo lugar’, piensa en voz alta.