Estaba de novio con una, pero el año pasado ya le picó el boleto para formalizar con otra. Y mientras, apuntaba a una tercera de la que finalmente se hizo amigo con derecho a roce y de quien ahora se confesó enamorado. En tanto se mostraba con una delante de todos; con la otra había mimos escondidos en pasillos y camarines, según él mismo contó (y ella negó). Pero de un día para otro, todo se fue al diablo y el galán con billetera se quedó sin la rubia y sin la morocha. Dice el cuentito que cuando Virginia Gallardo (la que reemplazo a Violeta Lo Re) se enteró de la infidelidad de Ricardo Fort con Silvina Escudero, lo dejó plantado. Incluso en la obra de teatro, a la que no se presentó el jueves por la noche, y donde las dos señoritas comparten cartel… por ahora. Pero antes había sido la misma Silvina (cuya continuidad en Fortuna está en jaque, y encima tendrá que bancarse la incorporación de su odiada Alfano, la dulce venganza) la que le dejó el corazón con agujeritos, cuando decidió reconciliarse en cámara con su bombón de fruta, Matías Alé. ¡Y pobre chocolatito! Anduvo derritiéndose por los programas de la tele, diciendo que jugaron con sus sentimientos y que se sintió un tarado. Pero gente, a no derrochar compasión, que parece que el dolor se le pasó pronto a Ricky, quien ya el jueves le estaba tirando los galgos a otra: la bella Lola Ponce, ¿Su próxima conquista?.

"No me alcanzan todos los 10 que tengo", dijo como loco el empresario, que -de pie- no escatimó en elogios y propuestas, como llamarla cuando esté en Italia para ir a verla ("al teatro, cuando cantes", tuvo que aclarar ante la cara de asombro de Lola) y hasta le ofreció su avión privado -aclaró que el de él es grande, no de los chiquitos que a ella no le gustan-. Y como para rematarla, se mandó un "¡Qué Gallardo y qué Escudero!". Sin embargo, con simpatía y delicadeza, la rosarina que ganó el Festival de San Remo, es amiga de George Clooney y Brad Pitt; y que triunfa en Europa, se limitó a improvisar un dueto con el musculoso y a sonreír. Y estuvo lejos de mostrarse encandilada por el pavoneo fortiano que sí deslumbró a las demás.

Pero el que más contento se puso con el divertido jueguito de seducción de Ricky Ricón -que entre tanto cacareo, no quiere decir si es o se hace- fue el mismísimo Tinelli. Es que el doble perreo -tanto el del reggaetón de Ponce, como la galgueada del siempre pródigo Fort- se convirtió en uno de los momentos más rendidores del programa, que con otras perlitas (como la aparición del simpático "patadura" Piñera, que no pudo destronar en carisma a La Mole Moli, ambos sentenciados), alcanzó el jueves un pico de rating de 33.2 puntos. Y así, venció otra vez a Botineras (Telefe). ¡Mentime que me gusta!