Junto a su ópera prima. Añorando sus días de infancia, las montañas, los arroyos y los atardeceres, Labaké quiso que la novela llegara a su San Juan.


Tras radicarse en Buenos Aires hace 45 años, el autor sanjuanino que ya publicó 54 ensayos y el volumen Cuentos para vivir, está feliz con su primera novela: "El hombre que murió esperando la creación del mundo". Debido a la repercusión de su trabajo, Julio César Labaké decidió publicar una segunda tirada para las librerías de su ciudad natal.


Realización de un sueño intensamente perseguido, con esta obra, el psicólogo dedicado a la adolescencia, llevó su profesión al escenario de este tipo de narración extensa en prosa.


"Esta es mi primera novela formal. Era una deuda pendiente, en mis años como profesor universitario tratábamos el tema de la libertad con mis alumnos, lo que causó mucho impacto entre ellos. Desde entonces, ya hace mucho tiempo, quedé con ganas de escribir una obra de teatro o una novela sobre la libertad y la rebeldía", evocó el escritor acerca de su anhelo. Cada día que pasaba, la necesidad era mayor en su interior. Un día, recibió a un paciente, que resultó ser el detonante para empezar a procesar la obra, en 2018.


"Ese paciente narró una situación muy semejante a la de uno de mis protagonistas, tomé ese núcleo y fui construyendo los personajes centrales que fueron requiriendo que surgieran todos los demás. Todo nació a partir de la caracterización de los dos protagónicos, uno más que otro", destacó Labaké, que se vio motivado por el drama de un joven que esperaba un mundo nuevo, sin remediar en su conflictivo presente.

"Necesito encontrar la punta del ovillo, esto es una experiencia nueva para mí porque en los ensayos esto no me sucede". 

"¿Por qué me desvela la libertad y la rebeldía? Porque es un tema central en la vida humana y pasó a ser un tema crítico de la juventud actual, que vive cercana a un estado de rebeldía hacia lo que llaman los mandatos. En la pandemia, la libertad en el clima de la cuarentena se vive de forma incómoda porque, por un lado es necesario estar recluido; y por otro, en los adolescentes y no tan jóvenes, el ansia de libertad sigue siendo una de las presiones más fuertes de la posmodernidad, los acontecimientos clandestinos son un ejemplo de rebeldía", reflexionó.


A través de las terapias y los innumerables congresos que dictó en Argentina y Latinoamérica; el mayor de 4 hermanos -la conductora Nina Galván y María Nora en San Juan y Juan Gabriel que se estableció en Buenos Aires con él-, encontró a la juventud como "fuente de inspiración permanente".

"Ya estoy pensando en que mi próximo libro sea una segunda novela, estoy descubriendo cuál es el tema porque lo siento pero todavía no lo definí. Necesito encontrar la punta del ovillo, esto es una experiencia nueva para mí porque en los ensayos esto no me sucede. La novela exige un seguimiento de los personajes y las circunstancias con un pensamiento más detenido", se explayó sobre los desafíos que implica el género literario en el que incursionó.


"Fue un trabajo lento. Me desprendí de la persona real para construir pacientemente la novela. Fui rumiando todo, a veces, me costaba dormir porque estaba metido en la novela. Una familia del argumento es real y me dio la base, la otra la construí totalmente", refirió el escritor acerca del modo en que creó y le siguió la pista a cada uno de los personajes, con su montaje psicológico y sociológico; además de reflejarse dentro del relato como la madre de uno de los roles principales.