Por Leonardo Muro

Después de la sobredosis que la noqueó en 2018, Demi Lovato se anima a contar su verdad de manera descarnada, algo que no pasó en su anterior disco “Dancing With The Devil… The Art Of Starting Over” (2019). Lo hace con ira, profundamente rabiosa y sosteniendo bien alto ambos dedos medios a los chismosos que opinan de su vida como si supieran sobre Demi más que la misma Lovato. En su octavo álbum solista “Holy Fvck”, la cantante abre su pecho y desentierra dolores, traumas, miedos, la oscuridad y el infierno que debió atravesar, y a los enfrenta con auténtica bravía.

Abre el disco “Freak” mostrando su nuevo sonido con la colaboración de Yungblud y afirmando que “Vine del trauma, me quedé por el drama”. “Skin Of My Teeth”, el primer adelanto del disco, evoca a “Celebrity Skin” (1998) el hit de Hole, la banda liderada por la viuda de Kurt Cobain, Courtney Love. La canción hace un abordaje honesto sobre la adicción y arranca diciendo “Demi dejá la rehabilitación de nuevo, ¿cuándo terminará esta mierda?”, para más adelante revelar: “Maldita sea, solo quiero ser libre pero no puedo porque es una maldita enfermedad”. Le sigue al segundo sencillo adelanto, “Substance”, donde cuestiona la falta de interacción entre las personas, la falta de conexión humana mientras todos siguen con sus vidas como si en realidad nada pasara.

Demi abre las puertas del closet de par en par en “Eat Me”, donde desanda su camino hacia el autodescubrimiento. Esta canción es un acto de rebelión, es mucho más que reconocerse como persona no binaria, es un himno de esperanza para quienes son víctimas de los ataques físicos, verbales y las embestidas legales, por el simple hecho de expresarse tal cual son. Le sigue la canción que da nombre al disco, “Holy Fvck” allí Lovato muestra la escena de Adán y Eva frente al árbol del fruto prohibido, y Demi es la mismísima serpiente.

“29” es uno de los puntos más fuertes del álbum, donde el mensaje es “tratar de aprender de los errores para poder crecer”. Específicamente le canta a su ex novio, el actor Wilmer Valderrama, a quien conoció cuando él tenía 29 años y ella tan solo 17 y mantuvieron una relación durante 6 años: “Pensé que era un sueño adolescente, una fantasía, pero ¿era tuyo o era mío?”.

Lejos de ser a canción más trágica de su carrera, “Happy Ending” muestra a una persona buscando la paz después de conocer el cielo y el infierno, caminar en la oscuridad y la alienante soledad de una adicción, que tras su recuperación quiere encontrar la felicidad. “Heaven” apunta directamente contra un versículo bíblico que castiga la autosatisfacción y le dispara sin piedad a quienes promueven su prohibición. En consonancia con esto le sigue “City Of Angels”, en donde continúa exponiendo los trasfondos religiosos pero también sexys de “Holy Fvck”. Luego de la fusión industrial y nu-metal de “Bones”, Lovato da muestra de su amplio rango vocal en “Wasted”, mostrándose como alguien desgastada por una relación sentimental: “Soy más sabia y mayor, estoy limpia y sobria, así que no puedo entender cómo estoy perdida”.

Luego del pop-punk de “Come Together” continua el pulso acelerado en “Dead Friends”, una pista en la que es inevitable sacudir la cabeza para sentir repentinamente un golpe seco cual piña en medio del rostro cuando habla de los amigos que murieron por adicciones como esa de la que ella logró sobrevivir: “Bailé con el diablo, pasé por el infierno y no sé por qué, ¿cómo soy diferente? Yo lo hice y ellos no, y no se siente bien”. Llega la colaboración del trío californiano Dead Sara en “Help Me, un irónico besito en la frente para quienes opinan sobre cómo debe llevar su vida: “Hey, gracias por tu información inútil”.

Cerca del final suena “Feed”, un himno de esperanza para quienes pudieron recuperarse de una adicción peligrosamente pesada y deben debatirse permanentemente entre lo bueno y lo malo, entre la vida y la muerte. Esa ambivalencias Lovato las presenta en forma de lobos que habitan en su interior “un lobo aúlla mientras el otro canta, un lobo calma mientras el otro pica”, para más adelante sentenciar “mis demonios están de caza pero mis ángeles me enseñaron a correr”.

Para el final queda la demoledora “4 Ever 4 Me”, una canción que bien podría pertenecer al repertorio de P!ink. La última pista del disco es una canción sincera acerca del amor, donde la artista se abre a la posibilidad de volver a ser feliz: “No puedo esperar para abrazar y agradecer a tu madre. Esto es lo que diría: “Él está muy bien hecho, no puedo esperar para mostrártelo, verás. Te prometo que su corazón está a salvo conmigo”.

“Holy Fvck” es un disco descarnado, arrollador y completo, que muestra a una mujer decidida a dar vuelta la página, dejar el pasado en su lugar, y seguir dándole pelea a sus demonios en busca de la felicidad que todos merecemos.