Rodríguez Castillo junto al órgano adquirido en 1967 a la firma Walker en Alemania. Con 44 registros, 3 manuales y una pedalera de 2 octavas y media, y 3.565 tubos, fue concebido para la práctica de ejecutantes avanzados y concertistas.



Cuántas veces habrá escuchado decir que San Juan se jacta de tener un imponente instrumento musical como la joya más preciada, el órgano del Auditorio Juan Victoria. Desde hoy lunes, una vez más, quien quiera podrá apreciar las capacidades del órgano tubular alemán Walker. Fiel a su costumbre de brindar encuentros y de promover a este poderoso teclado de 45 registros sonoros, el profesor y organista Oscar Rodríguez Castillo brindará mini-recitales abiertos y gratuitos para niños, jóvenes y adultos que tengan intención y curiosidad por descubrir la magia del gigante de madera y metal. De lunes a viernes y hasta el receso invernal, el músico dará charlas, demostraciones y ejecuciones del instrumento en horario de siesta (de 13 a 16). Esta iniciativa que promueve el Auditorio Victoria, en realidad ya se venía practicando de manera informal, impulsda por el propio instrumentista, durante Semana Santa, destinada a los turistas que visitan la provincia. Al ver el buen resultado y la convocatoria que lograban estos encuentros, el complejo decidió extenderlos y darles continuidad. 


"Lo hago porque hay gente que le interesa escuchar y toco varias obras para aquellos que quieran apreciar de cerca el instrumento, a todos los recibo con mucho cariño. En lugar de que sea un concierto frío y con un espectador distante, con todo gusto los hago sentir como en casa, que lo escuchen y vean de cerca", contó el organista. 


"Uno trata de acercar el instrumento y su repertorio a la gente. Tenemos obras de Bach, Brahms, Antonio de Cabezón, Haydn, que van desde el siglo XVI al XX, no todo es música sacra. También hay música de alto vuelo formal y de estilo. Al final de todo, la sonoridad del órgano nos lleva a la meditación, a estados de contemplación", señaló el maestro, quien explica a los interesados cómo funciona el instrumento, les habla de las dimensiones de los tubos, de por qué hay tantos teclados, de los cambios de tonalidades y del sistema de los fuelles; entre otras cosas; y asevera que "aunque alguien no pueda interpretarlo intelectualmente, cuando lo escucha, lo más importante, es que la melodía les llega directo al corazón. Se emocionan y se dan cuenta que están sintiendo algo grande, elaborado y maravilloso", afirmó Rodríguez Castillo, convencido a su vez de que no sólo se necesita "capacidad profesional o técnica para interpretar una obra, hay que poner capacidad de corazón". 


Si bien los organistas tienen fama de ser "cucos", el profesional sostiene que "estamos aquí para ayudar al ser humano a ser parte de este mundo de la música y hacerle dar cuenta que todo esto le pertenece". A propósito, subrayó que el órgano del Auditorio "es un instrumento complejo. Costaría unos 2 millones de dólares construir uno nuevo desde cero. Entonces hay que aprovecharlo y cuidarlo, es un tesoro único en San Juan".