La velada del viernes en el Conte Grand fue -definitivamente- orgánica. Es que desde las 22 hasta la madrugada del sábado, la 2da. entrega de "Conte Grand no duerme", registró una impactante dialéctica de arte que cautivó al público desde los instintos -entre música, teatro, talleres y performances-.
Bien organizado por el INT, la Subsecretaría de Cultura, a través del Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson y el Centro Cultural José Amadeo Conte Grand. La interactiva propuesta -que se enmarca en la Teatrina 2010- gestó su bienvenida oficial a través de un hilarante payaso anfitrión (con megáfono en mano e ironías efectivas).
Luego, el primer contacto (afuera de la instalación) se amalgamó con la grupal de contemporáneo del Colegio "Isadora Duncan" y prosiguió con la aplaudida performance interna de Noósfera -una marca que criticó el consumo de productos prometedores-. La intervención de Quattropani, Sayres y Araya (una de las más aplaudidas) satirizó los pre-conceptos del arte -tales como "el arte clásico aumenta la creatividad"- e involucró a la gente con un gracioso múltiple choice.
Otros de los ángulos descubrió la añoranza de Thibault Delor. El contrabajista francés cautivó desde la nobleza instrumental y ejerció respeto -trizado de pena por un ruidoso problema técnico-.
Entrada la madrugada, "Shakespeare en el aire" descolló con talento. El teatro aéreo de Palacios, López y Petra (la nieta de Buenaventura Luna) reportó una impactante demostración de acrobacia -la desesperación retórica de Shakespeare y la plasticidad de los artistas resumió un emocionante vuelo de reflexión-. El mismo sabor de calidad lo evidenció el viaje audiovisual de Nube sola. El cantante Pérez se amalgamó con las imágenes urbanas en tiempo real del artista visual Garay Pringles y gestó un interesante clima benévolo -una contemporánea reunión amiguera de rock minimalista-
Otro aporte original fue el del grupo actoral "Pakete kuento". A través de "cuenteros" itinerantes, la gente revitalizó la fantasía de los cuentos y profesó complicidad (cada persona eligió un cuento al azar, cerró los ojos, escuchó su relato a través de una suerte de estetoscopio de plástico y se entregó al universo de las palabras).
El encuentro elastizó su poderío musical con el jazz cordillerano de Tito Oliva -presentó las canciones de su próximo disco-, el trío semi acústico Sulky y el jazz fusión y bossanova de Piano Bar.
Superando la participación de 2009 y sobre la clausura, los talleres y charlas promovieron notable integración (todos de cupo llenos) y se englobaron sin virulencia. ¿Los más concurridos? El de Túmbalaca tumba -una sensibilización con la música y la plástica desde el candombe-, "Máquinas de improvisación" de Guevara -técnicas para crear un personaje que posteriormente se mostró- y el Taller de clown con presentación final de Montilla -historia, juegos y poesía payasesca de eficiente contenido-. Con adhesión masiva y propuestas varias, el "Conte Grand no duerme 2010" resultó una ingeniosa pose para soñar despierto.

