Estrena mañana en el Cine Gaumont de Buenos Aires “Cinensangre”, una comedia documental dirigida por Eduardo Spagnuolo, quien decidió venir a San Juan a registrar el trabajo que su colega Fabián Arévalo hacia en Zonda. Es una película sobre otra, que pone el foco en la tarea de dos directores: uno que busca contar una historia de Martina Chapanay con cero peso, total libertad y los recursos que tiene a mano -la de Arévalo-; mientras que en la parte ficcionada del filme se verá al director porteño lidiando con las presiones burocráticas de una producción en otras ligas. 

En contacto con DIARIO DE CUYO Spagnuolo contó que se enteró del proyecto de Arévalo a partir de su amistad con el ya fallecido realizador local Pepe De la Colina. Spagnuolo había asistido a su presentación sobre la Difunta Correa en el Gaumont y conversando con otros sanjuaninos le contaron la existencia de Arévalo, que filmaba “en Zonda sin ningún tipo de apoyo. “Pensé que me estaban cargando, que era una exageración, así que se me ocurrió que había tema para un documental”, dijo. Así decidió su viaje a San Juan, coordinando toda la logística con su amigo Pepe. De hecho Sebastián De la Colina (hijo de Pepe) tuvo parte activa en la producción. “Consiguieron parte del material y me sorprendió lo bien que resolvía cuestiones como efectos especiales, porque filmar una película de época, tipo western, con tiros, sangre, rodadas, caballos es muy caro y él lo estaba haciendo sin ningún tipo de apoyo y se veía bien”, declaró el realizador porteño. 

El registro de Spagnuolo no fue un “making”, un detrás de escena, sino “mostrar cómo es un director en acción. El protagonista de esta película es Fabián Arévalo y su gente. El documental iba a hacer sobre eso, cuando tuve todo el material me pareció que lo único que iba a conseguir con esa idea es que en Buenos Aires o de las ciudades grandes comentaran “Ay, qué linda la gente de los pueblitos del interior, como consiguen hacer sin plata!”, esa mirada tan conmiserable… Entonces, por lo que habíamos hablado y de verlo a trabajar, me di cuenta de que él y yo teníamos algo en común, esto de llevar el cine en la sangre”, apuntó el director, a quien entonces se le ocurrió hacer una parte de ficción en la que él, un director profesional en Buenos Aires, prepara su siguiente película “en medio de los aprietes que uno recibe cuando hace una película profesionalmente, del productor, de las asociaciones, de los sindicatos, de los críticos, de los actores…” 

“Creo que queda claro que a pesar de las enormes diferencias entre Fabián y yo, dos mundos totalmente opuestos desde el punto de vista cinematográfico, hay algo en común, algo que nos une, los mismos miedos, las mismas inseguridades y a la vez la misma seguridad, pedantería casi, de ponerse al frente de un equipo, no importa sin son 6 o 40. Hay algo que va más allá del dinero y es que hace falta que quien esté al frente, que somos los directores, tengamos un nivel de pasión y entrega que permita llevar ese barco adelante, que es delirantemente grande, hermoso, pero difícil de llevar. Esta película es casi una declaración de principios”, declaró. 

Sebastián De la Colina terminó siendo director de fotografía de esta producción tan particular, tan testimonial sobre la realización cinematográfica. “Fue muy gratificante, una experiencia muy enriquecedora porque se muestra cómo se puede hacer cine desde la pasión, desde el ingenio, la astucia para resolver situaciones con bajo presupuesto pero con muy buenos resultados. Me pareció muy interesante marcar los contrastes que hay entre el cine profesional burocrático frente a un formato totalmente libre, sin ningún tipo de ataduras, obviamente no hablando de lo presupuestario pero con la libertad de filmar de la forma que uno quiere que es lo que representa Fabián Arévalo” apuntó el joven realizador.

Por la pandemia y otras yerbas, pasó mucho tiempo desde el rodaje del documental y su llegada a la pantalla; mientras que la de Fabián aún sigue en proceso. 

“Cuando Fabián se enteró que la película estaba terminada, me dijo ‘¡No! falta el final de mi película’, y le expliqué que mi película no era sobre la suya sino que era sobre él. Fabián está en pantalla mucho más que yo, la parte de ficción es más un recurso narrativo para poder plantear el punto: ‘Miren estos dos directores, con realidades tan opuestas, que al final terminan abrazados por lo que tienen en común'”, expresó. 

“Cinensangre” estará algunos días en el Gaumont y desde el 20 se podrá ver en Cine.Ar de manera gratuita. El director manifestó su intención de estrenar en San Juan de algún modo. “Quiero ir a San Juan para poder compartir con Fabián la película que es de los dos”, cerró.