Invitada al programa de Ángel de Brito, Beatriz Olave (69), la mamá de El Potro Rodrigo y Ulises Bueno, contó por primera vez en 17 años cómo logró superar la profunda depresión en la que cayó tras la muerte de su hijo, fallecido el 24 de junio de 2000 en un accidente automovilístico.

"A mí me cayó la ficha tarde porque vos querés frenar, querés desmentir lo que te ha pasado, por eso yo salía a cantar y hacía todo eso... no es porque no me doliera, cuando llegaba a mi casa y veía la realidad empezaba a llorar a los gritos", confesó con los ojos empañados en lágrimas Betty, tal como la llaman sus amigos.

Y siguió, algo confusa por la seguidilla de preguntas de las panelistas de Los ángeles de la mañana (El Trece, a las 10.30): "Fue hermoso poder hacer el duelo... No me daba cuenta de que mi hijo no estaba más y después cuando me di cuenta ahí es cuando me vine abajo, me desplomé. Yo siempre decía el miedo paraliza y el miedo vino y me paralizó".

Luego de explicar que desde que no está Rodrigo ella prefiere no mirar la televisión porque no quiere ver "más muerte" ya que tuvo suficiente con las pérdidas de su hijo, su madre y su hermano, la mamá de dos de los cuarteteros más exitosos de todos los tiempos dijo: "No me quedan primos ni parientes".

Entonces, Betty pasó a hablar de Flavio y Ulises, los dos hermanos del Potro, por quienes hoy ella vive junto a Ramiro, el único heredero del cantante fallecido.

"Con el tiempo me di cuenta de que en un momento los hijos se van de la casa, se casan y todo eso, y el Ro no estaba que era el que a lo mejor yo necesitaba para que me diera una mano, un empuje... Ahí me di cuenta de que por más de que lo llamara a los gritos mi hijo no venía más", repitió con la voz quebrada de la emoción Olave.

Y cerró, casi en medio de un sentido llanto: "Entonces yo tenía otros hijos. Flavio estuvo muy cerca mío y me decía '¿qué querés mamá?' y yo le decía 'nada' porque todo lo que me podía gustar no lo quería. Ahí reaccioné de que le estaba haciendo mal a mis otros hijos".