Buenos Aires, 28 de febrero.- El drama épico de Hopper que habla sobre los obstáculos y las superaciones centrado en el personaje de Jorge VI de Inglaterra, se convirtió anoche en la gran ganadora de la 83ra. edición de los Premios Oscar, al quedarse con las estatuillas de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Guión.
Nominada en 12 categorías, "El discurso del Rey" se quedó con los principales galardones, en tanto que el western "Temple de acero", de los hermanos Coen, que figuraba en 10 ternas, fue quizás la gran perdedora, dado que no obtuvo estatuilla alguna.
La Academia de Hollywood realizó la ceremonia de entrega de los premios en el Kodak Theatre de Los Angeles, en la cual se confirmaron muchas de las predicciones previas de que la película de Hopper, con un presupuesto de apenas 20 millones de dólares, ganaría en las categorías más importantes.
"El discurso del rey", con los notables Colin Firth (Oscar como Mejor Actor Protagónico) y Geoffrey Rush, se sumerge en la historia de Bertie (Firth), el joven hijo del rey Jorge V, quien desde pequeño padece un trastorno de dicción que lo mantiene en las sombras de su familia.
Avergonzado de no poder hablar en público sin tartamudear y harto de someterse a tratamientos ridículos e infructuosos que no logran mejorar su problemática ante la perspectiva de transformarse en el nuevo rey de Inglaterra, Bertie decide entrar en tratamiento con Lionel Logue (Rush), un actor frustrado devenido en terapeuta del lenguaje que utiliza técnicas muy poco convencionales.
Así el filme relata un drama épico con características históricas y logra entrar en la piel de los personajes develando sus temores, ambiciones y sentimientos.
La bella Natalie Portman, por su parte, se llevó la estatuilla como Mejor Actriz por el trabajo de una desquiciada y neurótica bailarina que cuando accede al rol de primera bailarina se torna paranoica e imagina conspiraciones, en el filme de Darren Aronofsky, que también estuvo en las ternas de Mejor Director y Mejor Película
Una de las grandes perdedoras de la noche fue "Red social", el filme de David Fincher que retrata las intrigas y traiciones que llevaron a la creación de la red "Facebook".
La película se alzó con tres estatuillas (Mejor Guión Adaptado, Edición y Música), pero perdió en los rubros principales ante la película de Hopper, aun cuando Fincher sonaba como favorito en la categoría Mejor Director.
De lado de los que salieron victoriosos en la entrega de premios de la Academia de Hollywood puede anotarse "El ganador", el contundente drama emocional de David Russell, que obtuvo dos estatuillas en rubros actorales.
Christian Bale (protagonista de "American Psycho" y "Batman: el caballero de la noche") ganó el Oscar como Mejor Actor de Reparto por su composición de Dicky Eklund (Bale), un ex boxeador de relevancia regional luego caído en una adicción que entrena a su hermano menor en su intento por trascender en el mundo del boxeo.
la película de Russell también se quedó con el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto que recayó en Melissa Leo, quien compone a la madre de los dos boxeadores y que maneja de manera muy peculiar la carrera de ambos.
En los rubros técnicos la gran ganadora fue "El origen", que se alzó con las estatuillas para Dirección de Fotografía, Efectos Especiales, Mezcla de Sonido y Edición de Sonido.
Por su parte, "Alicia en el País de la Maravillas", la última aventura fílmica de Tim Burton, ganó en los apartados Mejor Vestuario y Dirección de Arte; y "Toy Story 3", que viene a cerrar una exitosa saga, se impuso como Mejor Película de Animación y Mejor Canción, para el veterano Randy Newman.
El único filme latinoamericano en competencia, "Biutiful", de Alejandro González Iñárritu, se quedó sin nada al haber sido
superado en el rubro Mejor Película Extranjera por la danesa "In a
Better World".
El Premio Thalberg a la trayectoria que la Academia entrega todos los años fue en esta edición para los realizadores Francis Ford Coppola y Jean Luc Godard y para el actor neoyorquino Eli Wallach.
La ceremonia conducida por Anne Hathaway y James Franco duró tres horas y media y a pesar su intento por presentar una nueva cara no fue ni más ágil, ni más impactante que las anteriores.