Un día como hoy, el 28 de septiembre de 1991, moría a los 65 años Miles Davis, el genial trompetista afroamericano que fue todo un revolucionario en el jazz y quien le dio a este género múltiples posibilidades como el bebop, el cool, el hard bop, el jazz modal y el jazz fusión. Su trayectoria fue el paradigma para el cultivo del cruce de corrientes y estilos, con puentes en el rock, la psicodelia, la música electrónica, el flamenco y el hip hop. Sin olvidar tampoco que creó un estilo y un lenguaje propio a la hora de interpretar, ejecutar e improvisar con un alto grado de virtuosismo con la trompeta; una precisión en las notas y generador de espacios de protagonismo para los silencios. Contar la historia de Miles, su legado, su discografía -y tal vez de la historia del jazz mismo- es inabarcable en pocas páginas. Pero a 30 años de su fallecimiento, DIARIO DE CUYO consultó a músicos locales para configurar una perspectiva sanjuanina de la impronta de Davis en la cultura popular. 


Con gran sentido y respeto por la estética, fue considerado como un hacedor a la vanguardia de las modas y tendencias. Para enriquecer al jazz y llevarlo al próximo nivel. Para Tito Oliva, Davis nunca estuvo quieto a los encasillamientos, porque fue moviéndose de la zona de confort todo el tiempo: "Fue un artista muy interesante, jamás se estancó, ni se puso cómodo en un estilo que funcionaba bien, sino que fue arriesgando posibilidades dentro del lenguaje musical e intentó que el jazz llegue a ser escuchado por más personas", comentó el tecladista y docente.


Además, no eludió el hecho de que la vida personal del artista norteamericano fuera conflictiva, Tito rescató que a Davis hay que ponerlo en contexto: "Hay algunos documentales que sacan a la luz cosas de su vida como las adicciones o las violencias como si fuera un Lado B, pero no hay que soslayar que fue un gran luchador por sus raíces y su pertenencia, defendiéndose del racismo. Él tocaba de espaldas al público blanco. Eso hace de él alguien con mucha grandeza ética", expresó.


En tanto, Rody Beatrice destacó del trompetista que "generó una nueva síntesis en el jazz, que lo acercó mucho al rock, incluso, su gran sueño fue tocar con Jimi Hendrix, algo que nunca pudo concretar. Para mí fue todo un concepto, en su toque y en su forma de concebir la música, donde menos es más. Dejaba muchos espacios para que el silencio estuviera a favor de la música, que fuera más poderoso que las propias notas y eso hizo llevar al jazz a otra frontera", comentó el percusionista. "Por supuesto, nació en una época donde era proscripto para tocar por ser negro y desde esa condición fue todo un provocador de la industria musical, ya que puso en discusión el propio quehacer musical". 


Sin embargo, el baterista y docente hace una clara diferenciación entre la impronta que generaba Davis, cuyos propósitos eran puramente artísticos, respecto a otro perfil del músico ordinario que se ajusta más a una lógica comercial: "En San Juan mucha bola no se le da a Davis, porque el trompetista promedio, que es de big band, acepta su rol y lo cumple bien, es afinado y ajustado a lo que tiene que hacer, pero no es temperamental y sin deseo de detonar el planeta. Puedo sonar lapidario, pero Miles propone una estética de verdadero artista y después, está el obrero musical, que toca para ganar unos mangos, haciendo solos de música funcional en algún bar o restaurante o en una big band. Otra cosa es encender la mecha y bancarse lo que venga, sosteniendo un leguaje propio. Eso era Davis", expresó Beatrice.


Por último, Elmer Meza sostuvo que Davis fue todo "un multifacético de la historia del jazz, al profundizar en muchos estilos. Como uno de los fundadores del bebop, se preguntaba si el jazz debía ser siempre bailable. Así que propuso todo un manifiesto para un jazz con mucha técnica, mucho virtuosismo en contraposición a las grandes orquestas. Y después, sí mucha transgresión al usar delay, pedalera y romper armonías en su última etapa. Rompió tantos esquemas que hasta se animó a incursionar en el rap en sus últimos años. Siempre se adaptó a los nuevos tiempos y proponiendo cosas diferentes", aportó el trompetista. El propio Davis lo decía en sus biografías: "El jazz es música negra y que fue lo único que aportó Estados Unidos al mundo". El mejor modo de sentir o comprender a Davis, es escuchar sus discos tocando su trompeta, puesto que ni el cielo era un límite para él.