Guitarrista y cantor nacido de los pagos de Buenaventura Luna, Horacio Villafañe ha dedicado los últimos tres años a la producción de su décima obra discográfica. El nuevo disco del Chango Huaqueño fue bautizado "Vengo a cantarles", y salió como pan caliente de El Hornito, el estudio de sonido de Sergio Manganelli. Es un trabajo que le generó enormes satisfacciones y por supuesto, unas ganas inmensas de compartirlo en la próxima peña folclórica que se realizará el viernes 2 de diciembre junto a artistas invitados.

De carácter manso y humilde, el Chango edificó su carrera musical ladrillo a ladrillo. Durante la mayor parte de su juventud fue albañil, oficio que más le gustó antes de dedicarse de lleno a la música. Los orígenes de Villafañe con la música son remotos. "Mi hermano mayor, Ramón Isidro, frecuentaba los bares de Huaco cuando salía de farra, por las mañanas regresaba y cuando se metía a la cama, yo le usaba la guitarra a mis diez años. Fui tocando, mirando a otros, aprendiendo las melodías. Pero mi conexión al folklore fue cuando escuché por primera vez a Hernán Figueroa Reyes", contó el Chango a DIARIO DE CUYO.

En el Huaco de los años "60 no había televisión, sólo se podía escuchar las transmisiones de LV1 Radio Colón. Por aquel tiempo, Villafañe mamaba desde pequeño las poesías de Buenaventura Luna y toda una cultura campestre y del trabajo de la tierra. "La vida se ganaba con la agricultura familiar. Criamos ovejas, gallinas y pavos. Cargábamos los granos de maíz y trigo en mulas y los enviábamos a los molinos para hacer harina. Pan y comida nunca faltaba, no había lujos, solo lo necesario para subsistir", dijo. Pero a partir de 1971 su vida rural cambiaría para siempre. Como a todo jachallero, le llegó el momento de emigrar hacia la capital. Comenzó el oficio de albañil como aprendiz y con el tiempo se especializó. Hasta que pudo debutar en un escenario frente al público. Fue en octubre de 1982, en la fiesta departamental de Rawson. En aquella oportunidad, antes de cantar, se cruzó en bambalinas con Dario Bence, quien era el animador oficial del espectáculo. El recitador empezó a nombrarlo "Chango". "Quería que saliera vestido de chango norteño y yo ni ahí, le dije o de gaucho o nada". Con el tiempo asimiló el apodo quedando marcado para siempre como Chango Huaqueño.

El cantor habló también sobre "Vallecito de Huaco", su himno, que en cada espectáculo el público pide que cante. "Me siento muy identificado con esta canción por el amor a la tierra, al desarraigo, a las ausencias. Cuando un sanjuanino la oye estando lejos de su tierra, se pone a llorar. Es una canción con una fuerza impresionante que toca el alma", manifestó el intérprete que tuvo la oportunidad de cantarla en la Fiesta del Bicentenario sobre la avenida 9 de Julio en el 2010 frente a casi 2 millones de personas presentes.

Con 57 años y como profesa el Nano Serrat en una canción, el Chango sigue haciendo camino al andar, "Tengo mucho para dar todavía y moriré cantando. Me cuido mucho la voz, no fumo, no tomo bebidas heladas, ni tomo sol, aunque el frío es fatal para mí. Soy feliz con lo que hago. Es una pasión que siempre estará encendida", expresó Villafañe, para quien la mayor preocupación es la poca aparición de nuevos poetas y cantautores sanjuaninos.

"No veo que surjan nuevos referentes que sigan con nuestra tradición musical", opinó el cantautor jachallero que no pierde las esperanzas en que algún día se revele un artista y siga con el legado que él supo forjar.