(CREDITOS: MAXI HUYEMA)

Luciano Sagua es, hoy por hoy, un nombre con peso en el circuito artístico local. Su show es uno de los más solicitados en los escenarios de parrillas y restaurantes locales; pero también busca su proyección: el sanjuanino es uno de los 170 que llegaron a la instancia de "audiciones a ciegas' en La voz argentina, el talent show que desembarcará pronto en Telefe. En su apogeo, con proyectos en San Juan, Mendoza y Chaco -donde se presentará en octubre-, el cantor decidió volver a competir en un reality, tras su breve experiencia en Elegidos, en 2015. A sus 35 años, Luciano sabe bien lo que quiere; aprendió que hay que trabajar duro para conseguirlo y que, a veces, hay que hacer caso a la intuición y también a las decisiones racionales. Fruto de eso, dice, es por ejemplo su primer disco, Ilusiones, y una agenda de compromisos afortunadamente saturada. No obstante, continúa sumando desafíos.


Sagua viajó para probar suerte y ganar un lugar en la nueva edición del programa que conduce Marley, que busca al mejor cantante del país, donde ya tuvo la oportunidad de ser visto por las estrellas que ocuparán el puesto de jurado: Tini Stoessel, Axel, Soledad Pastorutti y Ricardo Montaner.

"Yo canto igual sea para 2 personas o para 100. En los recitales todo depende del público, hay que tener la cintura para amoldarse y no es fácil'.

Luciano Sagua

"De un día para otro pensé en ir y competir. Y me fui a Buenos Aires, ya sabiendo que seríamos muchísimos. Me puse a hacer cola la noche anterior al casting. Cuando llegó la ahora, la fila daba dos veces vuelta a la manzana, fuimos 45 mil postulantes de los que quedamos preseleccionados 10 mil y de esos, 170 los seleccionados para las audiciones a ciegas'. Esto fue lo poco que pudo decir hasta el momento -estrictos contrato mediante- Luciano, que está con el corazón en la boca y repleto de expectativas, definiéndose "el más feliz del planeta por haber llegado hasta acá' aunque "no le importa lo que suceda más adelante'.


El carisma, un cancionero variado y la imitación de personajes son algunas de las herramientas que emplea Sagua para el espectáculo en el que también trabaja con accesorios como pelucas y sombreros.


"Mi show es un conjunto de emociones, puedo pasar de una canción muy fuerte a un bloque cómico en el que imito a Horacio Guaraní hasta Abel Pintos, Fito Páez, Joaquín Sabina y Homero Simpson', señaló el menor de 11 hermanos, que el año pasado sufrió la pérdida de uno de ellos, víctima de cáncer, a los 49 años; situación que hizo un click en su cabeza y le llevó a disfrutar de un arte que comparte con su hermano Martín, quien está retomando la actividad.


"Primero, trabajé en una fábrica de plásticos durante 10 años, hace 6 que lo dejé. Fue un riesgo, pero un día mi mamá me dijo: La tranquilidad no tiene precio'. Y es así. Para mí, renunciar era perder una indemnización importante pero era la fábrica o la música, y elegí esto, a partir de ese día la música empezó a estallar', destacó el cantor, padre de 3 hijos: Agustín(14) de su primer matrimonio, y los mellizos Isabella y Santino (1) con su actual mujer Florencia Marimont.


>>Los orígenes

Este muchacho perfeccionista, que se olvida de su timidez en escena, era un adolescente cuando realizó su primer recital público. Tenía 17 años y fue en la Fiesta Patronal de Santa Bárbara, luego que su nombre se propagara por todo el departamento al actuar en un acto del colegio para el que tuvo que armarse de valor, 'empujado' por compañeros de clase, como confesó.


"De chico, sólo cantaba en la ducha, salía de ahí y no me animaba a nada. Cuando me decían que cantara, no quería saber nada', recordó el hombre que a los 8 meses se mudó a Río Cuarto (Córdoba) con su familia, por el trabajo de su padre, de donde regresó a los 16.


"Cuando mi viejo se jubiló nos volvimos, ya sabía tocar la guitarra y toqué para unos amigos, ellos fueron los traidores que le dijeron a una profesora. Cuando canté Penas y alegrías del amor, los chicos se vinieron debajo del escenario, eso me dio seguridad y ya me largué con todo', evocó quien en 2016 emigró a México con el objetivo de lanzar su carrera desde allá, si bien a los 3 meses prefirió retornar con su familia; protagonizó su concierto solista Intimo en el Teatro Oscar Kummel, llevó a cabo otro en Mendoza hace un mes y fue parte de Sintonía (una reunión vocal con Claudio Rojas, Fabián Barrera y Emanuel Fernández).


"Yo canto igual sea para 2 personas o para 100. En los recitales todo depende del público, hay que tener la cintura para amoldarse y no es fácil, pero todo cambia si lo haces por que amás lo que hacés', afirmó reflexionando: "No todos renuncian a todo, por un sueño', abocado por completo a su profesión.