Guitarrero, cuyano y cantor es la primera tonada que hace cuatro décadas unió autoralmente a Ernesto Villavicencio y Oscar Arturo Mazzanti, más conocido como "Cacho Valles'. Estrenada en mayo de 1981, fue un boom dentro del circuito folclórico nacional de aquellos tiempos. "Fue un exitazo', recordaron a DIARIO DE CUYO, Leandra Mazzanti, hija de Cacho, desde Buenos Aires; y Ernesto Villavicencio hijo. "En ese tiempo, fue la composición más grabada', expresaron los descendientes de estos grandes cultores del foclore sobre la primera creación que llevó los acordes del "Negro Villa', de quien mañana se cumple el 26to aniversario de su fallecimiento, y la letra del entonces notable director de Los Cantores de Quilla Huasi, que murió el 17 de marzo de 2003.


Profesionalmente fue un antes y un después en la trayectoria de Villavicencio, que ya transitaba una de las etapas más trascendentes de su carrera en Buenos Aires. Tras las repercusiones inesperadas de esta composición, el sanjuanino nacido un 30 de noviembre de 1940 (en su homenaje, desde el 10 de septiembre, la provincia celebra el día de la Tonada Sanjuanina), reincidió en el trabajo conjunto con el porteño, que el 23 de marzo pasado hubiese cumplido 97 años de edad. 


Guitarrero, cuyano y cantor fue el sello de esa creativa yunta autoral que hizo mella, con importantes ritmos cuyanos. "Es la que le dio el puntapié fenomenal a esa dupla. En mayo de 1981 nació el dúo compositivo y fue a partir de esa tonada. Hacía un año que habíamos partido a Buenos Aires y esta composición fue la que pintó de pies a cabeza al papi, que ya era reconocido por lo que hacía. Él ya había compuesto muchos temas de folclore cuyano como Mi amor en una tonada, El que quiere nunca olvida, Acento cuyano, La del jardinero, La tonada va pa'usted, Busco la noche para cantarte, Me pides tonada, Milonga para Ernestito para mí y la polca Gloria Fabiana para mi hermana; pero nunca nada con Valles. Esta tonada lo emocionó mucho porque fue muy difícil, el sentimiento de desarraigo fue tremendo. Nosotros nos fuimos con él y mi mamá, yo tenía 8 años y mi hermana Gloria, 7. Cada vez que la canto, se me vienen imágenes de mi infancia allá', recordó el cantor que heredó la pasión de su padre.


"El Negro le acercó esa música a papá y él, al otro día, lo llamó. Le dijo: +Ya tengo la tonada, se llama: Guitarrero cuyano y cantor+. Y me acuerdo que se encontraron en SADAIC, después se subieron al auto y el Negro no podía parar de llorar. Le dijo: +Escribiste mi vida, hermano+. A partir de ahí no pararon más. Yo les llamaba +la fábrica cuyana+. Con cuecas, valses, tonadas, tangos... no los detuvo nada', evocó la también cantante, conocida con el pseudónimo Leandra Valles, sobre el imborrable lazo que unió a uno de los autores más importantes del cancionero folclórico nacional con el artista local que, en ese momento, hacía dúo musical con Carlos Peralta en Las Guitarras Argentinas.


"En el barrio de Colegiales, en la peña La Compañera que tenía Valles y llevaba el nombre de una zamba muy famosa suya, mi padre cantó Guitarrero, cuyano y cantor', aportó Ernestito. 


Los emotivos versos de ese poema forjaron aún más la amistad entre los hacedores que se conocieron en una de las giras que trajo a Los Quilla Huasi a la provincia. 


"Cada vez que Cacho venía a San Juan se reunían. Un día le dijo que si se decidía a ir a Buenos Aires le iba a dar una mano. Él lo adoptó, el papi ya tenía el conjunto Los Caballeros de la Guitarra y tenía oficio. Cuando llegamos a Buenos Aires empezó a componer y a trabajar en El Viejo Almacén con Edmundo Riveros en la noche y como portero de un edificio en la mañana, con eso podíamos vivir; el folclore era lo que hacía por gusto', explicó el solista que integró formaciones como Cantares de la Cañadita y Los Compadres. 


Es que si bien arriba del escenario se dedicaron a rubros diferentes, uno abocándose al folclore y otro al tango, forjaron un vínculo que se perpetuó y del cual quedaron como testimonio las canciones que compusieron juntos, nacidas de sus charlas y vivencias compartidas. Así surgieron las tonadas No sé que diablos me pasa, Cuando el corazón se quiere quedar, La tonada jamás morirá, Es amor lo que vengo a ofrecerte; y la cueca La del jamón, entre otras.


Sin embargo fue "Guitarrero...' la que sirvió como imán para la unión de estas dos entrañables potencias de la música folclórica. Fue la primera estructura poética de esta fusión de maestros, que cruzó las fronteras del país. 


"Es muy interpretada por los que se encuentran viviendo afuera, sobre todo por los sanjuaninos que están lejos de esta tierra y sienten la misma nostalgia por la casa natal', aseguró Ernestito sobre las notas de la tonada que retratan las añoranzas de quienes sueñan volver a sus pagos.

La letra

Un día muy triste me fui de mi pago
detrás de mis sueños con una esperanza
como si quisiera volverme cantando
la sed de caminos que hay en mi guitarra.
Y sin darme cuenta dejé mis hermanos
aquellos amigos de todos los tiempos
mis seres queridos y al irme alejando
el corazón mío se quedó con ellos.
Solo, me dejaste solo, 
Solo pensando en volver.
Dime corazón por qué
no has querido acompañarme
si tú eres lo mismo que yo corazón
guitarrero, cuyano y cantor
Quién sabe qué luna me andará buscando
siguiéndome el rastro por serenata,
tal vez algún criollo me siga nombrando
entre los cogollos de alguna tonada.
Yo sé que algún día volveré a mi pago
nidal de toneles de sangre cuyana,
y el corazón mío me estará esperando
mateando en el patio de mi vieja casa
Yo sé que algún día volveré a mi tierra 
brindaré a mi madre una serenata 
junto a mis hermanos me estará esperando 
mateando en el patio de mi vieja casa.


Dato

La tonada Guitarrero, cuyano y cantor; con letra de Oscar Valles y música de Ernesto Villavicencio se estrenó en mayo de 1981.