Netflix no para de sumar documentales a su catálogo y en los últimos días uno de ellos se ha convertido en tendencia y se ha ubicado entre lo más visto de la plataforma de streaming.

Se trata de "La niña de la foto", un perturbador documental que se estrenó esta semana y que rápidamente se ha posicionado entre las películas más vistas del servicio de streaming, generando una gran cantidad de comentarios en redes sociales.

"En este documental, una mujer que aparece casi muerta en la ruta deja atrás a un hijo, a un hombre que dice ser su marido... y un misterio que resulta ser una pesadilla", indica la sinopsis del documental que es un éxito en Netflix.

Fue dirigido por Skye Borgman y repasa en detalle la historia detrás de la misteriosa muerte de una joven madre y el posterior secuestro de su hijo.

El documental en cuestión ha recibido comentarios muy positivos por parte de la crítica y de los suscriptores de Netflix, quienes no paran de recomendarlo en redes sociales. La mayoría coincide en que se trata de "una historia fascinante, aterradora y compleja" que no defraudará a los fanáticos del true crime.

La trama del envió se enfoca en un macabro enigma que se mantuvo en secreto y abierto durante décadas. Una caja de Pandora que esconde sorpresas y giros inesperados.

Al costado de una ruta cercana a Oklahoma City aparece una mujer llamada Tonya tirada, al borde de la muerte, aparente víctima de algún tipo de incidente violento en el camino. Sin embargo, luego en el hospital descubren que muchas de sus heridas no son del momento sino anteriores. Es, claramente, una mujer golpeada, abusada.

Pronto llega allí su marido, un tal Clarence, que es mucho mayor que ella y con quien posee un hijo pequeño. La mujer muere en el hospital, el chico es dado en adopción y, cuando llaman a la familia de Tonya, la madre le dice que su hija murió siendo bebé. Un punto de partido atrapante.

En la nueva apuesta a un género en crecimiento, se animan a reconstruir el trágico destino de Sharon Marshall a través de los testimonios de personas que la conocieron de cerca -o no tanto- como amigos y desnudistas que trabajaron con ella, además del agente del FBI que investigó su caso, Joe Fitzpatrick.

Con constantes viajes al pasado, de a poco comienzan a encajar de a una las piezas de este puzzle policial, que atrapa al espectador y no lo suelta hasta un final duro e inesperado en parte.

A la vez, el relato y las imágenes llevan al público a descubrir el oscuro historial del abusador y psicópata Franklin Floyd, tal como describió un entrevistado, “con mirada fría como la de Charles Manson”.