El año que viene cumplirá sus bodas de oro. Y en este lapso, desde aquella primera vez en la Cuesta de Huaco, logró erigirse, a pura mística, en el indiscutido protagonista de la celebración norteña. El Fogón de los Arrieros -basado en el poema de Buenaventura Luna y con escenificación original de Nelly Tañez de Peñaloza- volverá a tomar cuerpo el sábado próximo en Jáchal, en la penúltima noche de la 51ra Fiesta de la Tradición, para cautivar a las miles de almas que año tras año se entregan a su magia.

Con la producción de la comuna jachallera y la dirección artística de Cosme Yáñez, más de 200 personas (la mayoría de las 22 agrupaciones gauchas locales), le dan vida hoy a este sueño patriótico y federal de Eusebio de Jesús Dojorti, de reunir en sus pagos jachalleros "a los andantes de todos los caminos y las razas, a juntarse al calor de nuestras brazas, a conversar de cosas trashumantes…". Historia que sigue arrancando ovaciones y lágrimas de emoción, tal vez inexplicables para los que jamás pisaron el Anfiteatro en estas diáfanas noches de noviembre. No importa que San Martín esté haciendo las compras en el pueblo al día siguiente, que la Patria ya no luzca su larguísima bandera desplegada en los cerros y pasee por la plaza, o que quede olvidado por ahí algún birrete o punta de lanza hechos en cartulina. En el momento que el fogón se enciende y que cada uno de los actores se posesiona de su rol, todo se transforma. Vivencia que se repite hace 49 años.

Corrían los "60 cuando la Comisión de Homenaje a la Tradición le pidió a las escuelas del departamento que participaran con propuestas. La señorita Nelly, docente en Huaco, fue quien le comunicó al director del establecimiento, Mario Manrique, su inquietud de escenificar el Fogón de Buenaventura Luna, texto que la había cautivado a fines de los "50, cuando lo leyó en una revista de folclore que se editaba en Buenos Aires. Al principio se objetó el lugar elegido por el peligro que podría acarrear llevar hasta allí tanta gente e incluso animales, prefiriendo la zona del algarrobo histórico. Pero al final triunfó lo que había pensado Tañez, que en el 2006 (a sus 81 años) presentó un libro narrando estos orígenes y registró la escenificación en Argentores.

"Empezamos a seleccionar hombres, ropas y ver múltiples detalles. Y ahí se puso en juego la colaboración de toda la gente de Huaco, de Pampa del Chañar y hasta de San Juan", recordaba la ex docente hace once años, en charla con DIARIO DE CUYO. "Buscaba la autenticidad en todo: en las llamas y guanacos, en los bastones y raíces de algarrobo que usaban los pastores, en las lanzas hechas con tacuaras y cuchillos aferrados con fuertes tientos a un extremo de estas, en las polainas de cuero de oveja o de potro que usaban los troperos correntinos y sus espuelas de largas púas ajustadas al calcañal de sus pies descalzos o con ligera usuta, en los sombreros de panza de burro que yo pacientemente confeccionaba para los del llano Sur’, relató en su libro. "De Jáchal se llevaban las llamas y guanacos con que bajaban del Ambato los pastores, igualmente el caballo blanco de San Martín que representaba perfectamente nuestro gran colaborador don Carlos Eleuterio Illanes, para quien también conseguíamos los breeches blancos (únicos en aquel tiempo en Jáchal) a don Rogelio Rivera Yáñez, todo un personaje de notable categoría social", reseñó la autora, con quien colaboraron desde el Ejército (prestando monturas y lanzas) hasta el Correo (con uniformes), pasando por todo el pueblo.

La primera vez que se llevó a cabo el Fogón fue el domingo 11 de noviembre de 1962, al mediodía, para el cierre de los actos. Y durante cuatro años tuvo el mismo escenario: la cuesta de Huaco, donde volvió esporádicamente en 2007. Luego, por razones familiares y laborales, Tañez se mudó a Jáchal, luego a la capital de la provincia. En el "65 el Fogón se apagó, para luego renacer, ya en la villa cabecera del departamento. Y en el "71 debutó en el Anfiteatro Buenaventura Luna, que lo cobija hasta hoy, con menos escollos técnicos que entonces y con algunas modificaciones, pero con la misma pasión.

(Fuentes: Archivo de DIARIO DE CUYO, Diario Tribuna, "El Fogón de los Arrieros. Sus primeras escenificaciones", de Nelly C. Tañez de Peñaloza)