Fernando Farina es curador independiente y crítico de arte. Fue director del Fondo Nacional de las Artes, trabajó en programas culturales de la Fundación YPF. Exdirector del Museo Castagnino de Rosario y del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro).

 

La noticia destacada en el ámbito artístico, en los últimos días, fue la venta del cuadro de Picasso, "La cabeza del mosquetero" de 1968 dividido en 40 mil partes -a unos 50 dólares cada fragmento- mediante la plataforma QoQa por Internet. Esta pieza, creada por el padre del cubismo, fue dividida a 25 mil particulares. Un hecho casi inédito en la historia, pero sirve como ejemplo, para tener en cuenta, en qué aguas navega el mercado global del arte. Ahora bien, ¿el mercado del arte contemporáneo argentino tiene algún lugar protagónico a este nivel? Al parecer, la escena arquetípica del remate y de grandes subastas millonarias, es más bien una ficción. "Hay más fantasía que realidad en nuestro país", sostiene el curador Fernando Farina. Docente, gestor cultural y crítico de arte, vino invitado especialmente a San Juan por el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson. Junto a Alberto Sánchez Maratta, integran un equipo para un proyecto especial que convocará a artistas locales para realizar una muestra integral y un archivo, de arte contemporáneo sanjuanino, previsto para diciembre de este año (ver aparte).

 

En diálogo con DIARIO DE CUYO, dio su apreciación sobre la realidad del mercado del arte argentino, y también local, y habló de los artilugios que debe hacer un artista para que su obra se exponga y también, se venda satisfactoriamente. En esa línea, el rosarino derribó algunos conceptos instalados como dogmas. Uno de ellos fue sobre qué le da valor o legitimidad a una obra, ¿la institución, el museo, el curador, una galería? "Es relativo. Hemos llegado a una situación particular en el mundo del arte, lo que te legitima hoy una obra es el mercado. ¿Si me gusta eso?, no. Pero si yo digo que este objeto vale 3 millones de dólares y mañana me pagan 3,100 millones en un remate; y bueno, el objeto valdrá por lo que se compró y el que lo lea, al día siguiente, lo mirará como obra de arte. Es muy triste esto, pero es real. Estamos en un momento en que la valoración es más fuerte que la obra misma. Termina siendo eso", explicó.

"El mercado argentino es precario", sostuvo Farina, para quien hay mucha producción y muy buena, pero el grado de dependencia frente al mercado internacional es muy alto. "Las galerías de Nueva York, de Europa, son los que fijan y determinan los precios. Eso pasa porque en el país no existe un consumo continuo que haga que los precios se mantengan", acotó.

"La salida es pensar en lo que se ofrece, qué estás produciendo, con qué intermediario o galerista te relacionas".

Farina trató de demostrar que las obras se someten a las fluctuaciones de la oferta y la demanda, que no es muy diferente a lo que sucede en otros ámbitos de las disciplinas artísticas y de las relaciones económicas, justamente porque está apoyado sobre la base de una sociedad capitalista. Además, afirmó que en torno al mercado local hay una sobrevaluación de lo que se expone y cita un ejemplo: "La obra ‘Manifestación’ de Berni, fue comprada por 800 mil dólares. Tuvo una operación de prensa bárbara, pero la obra no costaba eso. La gente lo creyó igual, el precio era una mentira, valía mucho menos. Por lo tanto, lo que hay en el mercado es negocio, simplemente eso".

Si el mercado nacional es precario, entonces, ¿qué pasa en provincias como San Juan? "No hay un mercado visible. Hay acciones individuales de artistas que como pueden, venden sus obras, coleccionistas que buscan sólo referentes y autores puntuales, reconocidos y que le compran directamente, sin intermediación. Más aún, el propio artista se auto-gestiona todo el proceso, hasta puede servir como curador propio; y por otro lado, no hay mil galerías que contengan a todos en exhibición. Ni siquiera captan toda la movida cultural del país", opinó.

Efectivamente, la principal vidriera hoy, sostiene, es Arte BA, "la feria de ferias", donde se cruzan las mejores galerías, los grandes coleccionistas y los museos. "Se jacta de reunir al 70% del mercado", que logra posicionar y promociona a exponentes jóvenes como a los más veteranos.

Ante todo, ¿cómo hace el artista local para insertarse en el mercado, qué estrategias debe recurrir para que su producto valga y no quede olvidado en una exposición? Para empezar, Farina planteó que "debe pensarse al mercado del arte, no sólo como algo limitado a la venta y compra de objetos. También, implica ofrecer servicios, proyectos, espacios de residencias y encuentros. El mercado hoy es algo más abierto y amplio, con prácticas que van por otro lado". Y puntualizó al final: "Todo depende del artista y en donde quiera insertarse. Al no haber políticas oficiales claras, de servicios o de compra de objetos, hay que buscar otro tipo de inserción. Algunos ven a Buenos Aires como La Meca, pero hay que tener cuidado, no toda exposición implica salvarse, a veces puede resultar muy frustrante si a la inauguración no va nadie. Si la acción no está involucrada en un programa más amplio, no va a funcionar. La salida es pensar en lo que se ofrece, qué estás produciendo, con qué intermediario o galerista te relacionas, si encaminás por conseguir premios o establecer una escena visible para que los curadores difundan la obra. En cualquier caso, las estrategias tienen que ser amplias y tener en cuenta diversas posibilidades". 

* Proyecto ambicioso

El próximo 7 de diciembre, el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson dejará inaugurada la muestra "Arte Contemporáneo en San Juan. Síntomas y Desplazamiento". Se trata de una exposición que tendrá lugar en el museo y alrededores. La muestra contará con un catálogo con documentación teórica y fotográfica de las obras, la exposición y los artistas participantes. Fernando Farina y Alberto Sánchez son los curadores convocados.