El Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson (MPBAFR) renueva sus muestras en abril y el primer recambio del año trae una exhibición histórica por varios motivos. Primero por el artista: implicará la llegada de una retrospectiva amplísima y muy trabajada conceptualmente de la obra del destacado escultor Miguel Ángel Sugo; por otra parte, fue la primera vez que el museo salió al rescate de tanta cantidad de obra y encara el proceso de limpieza y restauración.

Los equipos de investigación, montaje y restauración trabajaron en conjunto con los curadores que son la artista visual e investigadora Silvina Martínez y el también conocido docente e investigador Eduardo Peñafort, quienes usaron investigaciones del museo y propias sobre el artista fallecido en 2003, a los 90 años.

Virgen de Capayan. En metal, a la que Sugo dejó las "troneras" por dónde sale el aire durante la colada.

Así, tras un exhaustivo análisis, definieron que habrá cinco núcleos: monumentos, imágenes de cuerpo entero, retratos, obras abstractas e imágenes religiosas.

"El museo siempre busca poner en valor y rescatar el patrimonio artístico, en este caso uno muy importante que es el de Miguel Ángel Sugo, uno de los exponentes en escultura monumental en San Juan. Es un proyecto muy ambicioso" dijo a DIARIO DE CUYO el director del museo, Emanuel Díaz Ruiz, quien resaltó que "por primera vez un sanjuanino histórico estará en la Sala 1, esta es una manera de abrir estos espacios de arte contemporáneo a los productores más históricos" dijo sobre Sugo, autor del monumento a Juan Jufré, de la Plaza de Concepción, de los frisos de la Basílica de Desamparados, el relieve en la Legislatura, las estatuas de Ignacio de la Roza y Federico Cantoni; los sapitos de la Plaza 25 de Mayo, entre tantos. 

"El concepto de antimonumento es algo que se va a tratar, desde una resignificación, una lectura contemporánea de la obra, porque hay mucha obra que se exhibirá en partes" anticipó Díaz Ruiz. 

Reunir las obras no fue tarea fácil. Más bien todo lo contrario. Desde el taller del artista, ubicado en su casa en Capital, hicieron dos complejos traslados en camiones y aún falta uno. "El traslado ha sido una odisea, porque las piezas son muy pesadas y las maquetas también, además de tener que cargarlas con mucho cuidado con equipos especiales" contó Martínez. La mayoría de las obras requirió el trabajo de los expertos en restauración del museo, que para sacar la tierra que las cubría usaron pinceles y una nueva técnica con un material que se usa en cocina, como el gel de agar agar, que es un gelificante hecho de algas. 

Escultura. Busto matriz de la estatua en bronce de Ignacio de la Roza.

"La obra de Sugo era muy prolífera, dedicada a múltiples técnicas, procedimientos y con múltiples temáticas. No sólo hay obras en el taller sino también en poder de la familia o en colecciones particulares que hemos ido localizando y acarreando en algunos casos" dijo Martínez, quien contó que el escultor usaba piedras de San Juan, porque "era un apasionado de utilizar materiales autóctonos" y maderas muy variadas, además de hacer exploraciones con materiales no convencionales, como plásticos reciclados, algo inusual en los 70.

Miguel Ángel Sugo Galeano. Nació en Uruguay en 1913, en la década del 40 se mudó a Buenos Aires y de ahí a Mendoza. En 1948 ganó el concurso para hacer el monumento a Juan Jufré en Concepción, y aquí hecho raíces. Murió en 2003 y dejó un legado artístico inmenso.

"Él fue uno de los únicos expertos en San Juan en fundición de metales, fundamentalmente bronce; perfeccionó el taller de fundición que había en la Escuela Industrial Sarmiento, cuando lo contrataron y ahí dio muchas clases a escultores jóvenes", contó Silvina.

Por su parte, Peñafort se dedicó a estudiar específicamente los relieves y la obra abstracta de Sugo para este proyecto y destacó que se sumara a la innovación de crear esculturas cinéticas. 

Para el profesor Peñafort esta puesta en valor de la obra de Miguel Ángel Sugo viene a ser una suerte de reivindicación histórica. Algo que se comenzó a hacer, dice, con la muestra en la Alianza Francesa en 2019.

"Cuando él gana el concurso en 1948, quedaron muchas heridas, porque se habían presentado grandes figuras nacionales. No es que después lo relegaran, pero sí le daban el carácter de un artesano, un gran técnico, pero le cuestionaban los conceptos formales. En esta muestra vamos a demostrar con Silvina que formalmente también era un maestro", expresó Peñafort, poniendo el énfasis de quien conseguirá reparar una injusticia.

"Era un trabajador empedernido, nunca dejó de trabajar, hasta su muerte. Hizo obras muy difíciles de concretar y de un esfuerzo físico inusual, además nunca había presupuesto para las herramientas, él inventaba todo lo que necesitaba" describió Martínez, pintando al Maestro. Un maestro al que finalmente le dieron su merecido espacio.

El taller. Emanuel Díaz Ruiz , Silvina Martínez y el equipo del museo durante una al taller de Sugo.
Mamá Colla. Escultura en ceibo, una madera que la hace muy liviana pese al tamaño.
San Martín. Matriz de la parte del torso de la estatua que hizo del prócer para una plaza en Luján (Mza).