En la historia de la humanidad, desde sus orígenes más remotos, el hombre siempre sintió atracción, poder, adoración y miedo ante el fuego, el elemento que en muchas culturas del mundo aún se mantiene como algo sagrado. Y ese fuego, fenómeno natural presente en la vida, es plasmado con los colores de la paleta de Humberto Costa, el artista plástico sanjuanino que presenta una nueva muestra pictórica denominada "Micro-Macro Cosmos’. Este viernes a las 21, la exposición será inaugurada en el Museo Tornambé y estará abierta a todo público hasta el 30 de noviembre.
El montaje consta de una serie de 36 pinturas y dibujos que muestran de manera abstracta territorios, aves míticas, paisajes e incandescencias. A partir de planos y conglomerados con acrílico están hechas las imágenes donde lo abstracto está presente en toda la obra de Costa. No hay formas geométricas, sino trazos azarosos que provienen de su interioridad. El visitante realizará el recorrido en distintos espacios de presentación, además de una "sala negra’, en la cual hay dibujos y tintas donde el negro predomina como si fuera el marco de las obras expuestas; y al mismo tiempo es complemento de las mismas. La muestra lleva como subtítulo "Todos los fuegos, el fuego’, en alusión al famoso cuento de Julio Cortázar. Humberto toma el concepto y lo amplía: "Más allá del poder destructivo del fuego, la esencia es más amplia. El fuego es el elemento primordial de la creación, un elemento vital, purificador y destructivo al mismo tiempo con múltiples significados para las religiones del mundo’.
Hacedor y profesor en la Facultad de Filosofía, Costa reparte el tiempo entre la docencia y sus trabajos particulares. Permanentemente produce obras en el atelier de su casa. Sin horarios fijos, se concentra más por la noche para pintar. "Es una rutina normal, todos los días pinto. Soy cuidadoso para elaborar, pero tampoco obsesivo. Pasé algunas rabias y también romper todo cuando me pongo frente al plano, al blanco, y no pasa nada. Cuesta mucho el momento de arrancar, y quizás cuando la obra está terminada y no me satisface, la dejo. Esto les ocurre a todos, hasta al más experimentado’, contó el artista a DIARIO DE CUYO.
Pintar, dice él, le ayudó mucho para sobreponerse de experiencias dolorosas en su vida personal. "Meterme en mi mundo y dibujar me salvó varias veces, es muy terapéutico y a mucha gente la haría falta practicarlo. No hace falta ser genio, loco o tener academia’, expresó Costa, que espera ansioso abrir la última muestra del año en el Museo Tornambé.

