La imagen recorrió el mundo entero, se convirtió en ícono del cine mudo y en pocos años puso a su mentor en el pedestal de las leyendas vivientes. Pero a decir verdad, aquel 1914, cuando Mack Sennett (jefe de los estudios Keystone) le pidió al veinteañero Charles Spencer Chaplin que fuera al guardarropas y se pusiera algo gracioso para armar un personaje, ni él ni nadie imaginaban que alcanzaría semejante trascendencia. El 7 de febrero de ese año, de la mano del escueto cortometraje "Carreras sofocantes" (Kid Auto Races in Venice) debutó el entrañable vagabundo, al que se conoció como Tramp, Charlot o Carlitos. En rigor, había nacido para una peli anterior, Extraños dilemas de Mabel, que finalmente se estrenó dos días después. Pero cuando Charlot apareció en el set, impactó tanto a los presentes, que decidieron hacer "Carreras…’ con el mismo protagonista; y así comenzó la saga. Ese año, además de "Carreras…’ (donde encarna a un espectador de una carrera de autos infantil, que se empeña en salir en la filmación de la misma, ocasionando inconvenientes varios) grabó otros 60 cortos y luego vinieron grandes éxitos como El vagabundo (1915), El chico (1921), La quimera del oro (1925), Luces de la ciudad (1931) y Tiempos modernos (1935). El quiebre fue El gran dictador (1940), su primera cinta hablada, cuando ya era una estrella planetaria; y ya no como Carlitos.

"No tenía idea sobre qué maquillaje ponerme. Quería que todo fuera contradictorio: los pantalones holgados, el saco estrecho, el sombrero pequeño y los zapatos anchos", señaló en su biografía Chaplin, que hacía dos años vivía en Estados Unidos. "Estaba indeciso entre parecer joven o mayor, pero recordando que Mack quería que pareciera una persona de mucha más edad, agregué un pequeño bigote que, pensé, agregaría más edad sin ocultar mi expresión+, contó en su biografía el genio inglés, que tampoco había diseñado de antemano el alma de su creación. "No tenía ninguna idea, pero tan pronto estuve preparado, el maquillaje y las ropas me hicieron sentir el personaje, comencé a conocerlo y cuando llegué al escenario, el vagabundo ya había nacido por completo’, agregó el actor, que apeló a la mímica y otras herramientas de la comedia física para terminar de redondear su célebre creación; esa con la que empezó a dejar atrás un pasado triste arcado por la enfermedad de sus padres, separados desde su infancia (su madre en un psiquiátrico y su padre alcohólico), la pobreza y una niñez de orfanatos, que sin dudas alimentó el personaje.