Una vez más, Rosana afianzó un amor incondicional con los espectadores sanjuaninos después del reciente recital brindado en el Auditorio Juan Victoria, durante la noche del martes. Fue una sesión de dos horas a "fuego lento", con la intensidad y la química especial que caracteriza a la cantautora española que no defraudó y se llevó el calor de los aplausos del público. Desde el minuto uno, Rosana siempre tomó la iniciativa de encender la mecha de la locura en una sala casi repleta y que no se guardó, ni calló nada. Espontánea, alegre, animadora y con una energía arrolladora sobre el escenario, la artista no dejó a nadie sin bailar y sin cantar, manteniendo un feeling de igual a igual. A las 22 en punto, la protagonista, escoltada por sus músicos, descendió por las escaleras de la sala, sorprendiendo a todos los presentes. Con una lluvia de aplausos, piropos y gritos, la cantante abrió con el hit "Llegaremos a tiempo". En esta oportunidad, hubo un notable cambio en el estilo. Se mostró con una estética sonora más cercana al rock melódico, con un sólida base de guitarra eléctrica y batería, sumando unos toques de blues y una voz infinitamente potente, más madura, que sonó bien alto, amplificada por la excelente acústica de la sala.  


Además, su fuerte dosis de humor, en cada comentario, en cada improvisación, contagió a los asistentes. Relataba sus anécdotas personales, hizo participar a los músicos y jugaba con ellos; y como condimento especial, se puso a caminar entre las butacas, subiendo y bajando las escaleras mezclándose entre la multitud, abrazando a las fans y sacándose selfies.  


Hubo un pasaje acústico que también brilló en la mitad del encuentro y presentó su nueva canción con el videoclip de fondo "En la memoria de la piel" y preparando la despedida, hizo un enganchado de las canciones más pedidas: "Contigo", "Si tú no estás", "El Talismán" y "A fuego lento". En ese instante, la española levantó a todos de sus asientos a bailar y hacer olas con los brazos en alto. Y por si fuera poco, interrumpía la acción jugando con picardía al "Mannequin Challenge". La despedida fue con ovación total, Rosana dejó su mensaje a la multitud aconsejándoles: "¡Que nada ni nadie, les borre esas sonrisas, los quiero mucho!".

Su humildad, el contenido de sus canciones, su desborde de energía, la capacidad de comunicación (sin olvidar su manera de reír) y su sensibilidad, fueron los factores en juego que hacen de Rosana una artista rotunda. 
 
 

El repertorio incluyó piezas que transmiten romanticismo, luminosidad, fe en la humanidad, el cultivo de la autoestima y la autodeterminación, mensajes de fuerte afinidad e identificación con sus seguidores. Eso explicó la fuerte presencia de mujeres de diferentes edades en la velada.